La Ley de los Testigos

Por Guillermo Italia

Torre de Babel
Al leer el Libro de Mormón y encontrarnos con el Libro de Éter, pensamos en la Civilización1 Jaredita y podemos llegar a preguntarnos, como me pregunté yo: ¿Cuál fue el propósito de la existencia de esta civilización?
Sabemos que la Civilización Jaredita, llegó a América de la mano de Jared y su hermano Mahonri Moriáncumer en la época de la construcción de la Torre de Babel, aproximadamente en el año 2300 a. de J.C. y que el único contacto entre esta civilización y la Civilización Nefita
2 fue cuando su último representante, Coriántumr, tiene un encuentro personal con el pueblo Mulekita3 , entre el año 600 y 270 a. de J.C. Este episodio se conoce gracias a una piedra que contenía grabados y que fueron interpretados por el Rey Mosíah I4 . ¿Por qué el Señor envió a la Civilización Jaredita para desarrollarse, al punto que no hubiera sobre toda la superficie de la tierra una nación mayor5 ? Vuelvo al interrogante inicial: ¿Cuál fue el propósito de la existencia de esta civilización?
Para contestar esta pregunta y otras similares, debemos dirigirnos a la Ley de los Testigos que dice: “…y por boca de dos o tres testigos se establecerá toda palabra ...”6 
Conociendo la importancia de esta Ley, podemos afirmar que la Civilización Jaredita da cumplimiento a la misma, aportando, con las 24 planchas de oro, un segundo testimonio de Jesucristo a la Civilización Nefita
7 .
¿Cómo podemos comprender mejor esto? Observemos lo que sucede en nuestra dispensación, es decir en la Dispensación del Cumplimiento de los Tiempos, con referencia a la Ley de los Testigos; actualmente hay dos testigos que dan testimonio de Jesucristo: el primero es La Biblia, que nos llega por boca del Judío y el segundo es El Libro de Mormón, que sale a luz por un Gentil (José Smith pertenecía a una nación Gentil). Esto da cumplimiento a la Ley de los Testigos.
La civilización Nefita también necesitó de dos testigos, las Planchas de Bronce
8 , que Nefi y sus hermanos quitaron a Labán, constituyen un primer testimonio de Jesucristo proveniente del Judío y las 24 planchas de oro o Planchas de Éter9 son un segundo testimonio, en este caso proveniente de una civilización no judía (Gentil).
Por lo tanto, la existencia de la Civilización Jaredita fue trascendental ya que aportó, a la Civilización Nefita, un segundo testigo que dio testimonio de Jesucristo, necesario para cumplir con la Ley de los Testigos.
Lehi y su pueblo arriban
a la Tierra Prometida
Referencias

1.- Definición de civilización: Las grandes civilizaciones de la historia humana se han identificado estrechamente con las grandes religiones del mundo y personas que comparten etnecidad y lengua y poseen cierto grado de integración. Huntington Samuel P., El Choque de las Civilizaciones y la Reconfiguración del Orden Mundial 1997. Editorial Paidós.
2.- Civilización Nefita: está formada por la nación Nefita (Nefitas y Mulekitas) y la nación Lamanita. El Libro de Mormón, Otro Testamento de Jesucristo - Portada
3.- El pueblo Mulekita debe su nombre a Mulek que era hijo del Rey Sedequías quien partió junto a otros para América desde Jerusalén, aproximadamente en el año 588 a de J.C., escapando de la dominación Babilónica.
4.- Omni 19-20 Libro de Mormón
5.- Éter 1:43 Libro de Mormón
6.- Doctrina y Convenios 6: 27-28
7.- Los hechos de la Civilización Jaredita son compilados por Éter en 24 planchas de oro conocidas como las Planchas de Éter (Libro de Éter), que son descubiertas por el pueblo de Limhi y traducidas por medio del Urim y Tumim que poseía el Rey Mosíah II. (Mosíah 8: 7-14).
El encuentro entre los Nefitas y los Mulekitas ocurre aproximadamente en el año 270 a de J.C. cuando el Rey Mosíah I sale con su pueblo, de la tierra del Sur hacia el Norte y descubre Zarahemla, la ciudad de los Mulekitas quienes pasan a formar parte de la Nación Nefita. (Omni 13-18)
8.- Las planchas de bronce (Planchas de Labán), contenían la historia de los judíos desde la Creación hasta la salida de Lehí de Jerusalén. (1Nefi 5:10-22)
9.- Las Planchas de Éter (Libro de Éter), son descubiertas por el pueblo de Limhi y traducidas por medio del Urim y Tumim que poseía el Rey Mosíah II. (Mosíah 8: 7-14).

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Estilo SUD, 1 noviembre 2008
 
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