Descubriendo tesoros en la historia de nuestra familia

Es importante lograr que todos los miembros de la familia se involucren en la Historia Familiar y esta es una excelente actividad.

Una de las cosas más preciadas que una familia tiene es el conjunto de experiencias de cada uno de sus integrantes. No registrarlas hace que muchas veces éstas empiecen a perder riqueza en detalles o pasen totalmente al olvido para generaciones futuras.
Es importante lograr que todos los miembros de la familia se involucren en la Historia Familiar de una manera u otra. De acuerdo a sus edades, talentos, y tiempos disponibles podemos realizar distintas actividades que ayuden a despertar el interés y desarrollar amor por esta obra, pero sea poco o mucho, todos pueden hacer algo.

Muchas veces sucede que nuestros hijos conocen de sus abuelos las cosas que han vivido juntos, siendo niños y jóvenes. Usualmente son la fuente de toda sabiduría (‘me lo dijo el abuelo o la abuela’, como si fuera una verdad irrebatible) y en muchos casos constituyen el ‘meridiano de los tiempos’, el patrón de vejez (¿es más o menos viejo que el abuelo?), pero no tienen presente en sus mentes la idea que ellos alguna vez también fueron niños y vivieron las mismas etapas en las que ellos están ahora, con desafíos e inquietudes similares.

Una actividad que resulta muy interesante, y seguramente divertida, para incentivar a los niños a profundizar en la historia de la familia, es darles la asignación en una noche de hogar, de hacer algunos reportajes a determinados miembros mayores de la familia, como abuelos, tíos, tías, etc., con el fin de enriquecer nuestros registros familiares y conocer más sobre nuestros seres queridos. También es una actividad que puede ayudar a cumplir con alguna meta de su programa de logros de la Primaria o de los Hombres y Mujeres Jóvenes.

Durante la noche de hogar pueden decidir los parientes que serán entrevistados primeramente, quien será el responsable de cada uno, y armar las preguntas que les pediremos responder. No está demás que hablemos previamente con ellos para explicarles el proyecto y lograr una buena predisposición cuando los niños les hablen.

Si los familiares elegidos no viven cerca como para hacerlo personalmente, se les puede mandar el cuestionario por correo postal, correo electrónico, Whatsapp o el sistema de mensajería que manejen habitualmente. Se puede preparar una hoja con las preguntas numeradas y hacer copias que los niños entregarán a cada uno de los familiares seleccionados.

A modo de ejemplo, les detallo el cuestionario que mi esposa preparó para uno de nuestros hijos cuando tenía que cumplir con una de sus metas de la Primaria; en este caso los entrevistados fueron los abuelos maternos y paternos.

Modelo de cuestionario

Queridos Abuelos
Estoy haciendo el programa del Evangelio en Acción (programa de logros de la Primaria de esa época; hoy sería Fe en Dios) y una de mis metas es reunir datos sobre mis abuelos. Por favor, manden las respuestas rápido porque tengo que terminar la meta el (una fecha).

Preguntas:
Cuando eras chico…
1) ¿Cuál era tu comida favorita?
2) ¿A qué te gustaba jugar?
3) ¿Cuál fue tu maestra favorita? (Nombre, grado, ¿por qué?)
4) Contame una travesura que hiciste cuando eras chico.
5) ¿Qué música escuchabas?
6) ¿Te gustaba bailar? ¿Lo hacías bien?
7) ¿Cuál fue tu primer trabajo?
8 ) ¿Te gustaba ir a la escuela?
9) ¿Qué hacías para no ir a la escuela?
10) ¿Cómo se llamaba tu mejor amigo cuando eras chico y cómo era?
11) ¿Qué hacían juntos?
12) ¿Alguna vez intentaste hacer algún experimento? ¿Cuáles? ¿Cómo terminaron?
13) ¿Cuál era tu ropa favorita?
14) ¿Cómo era el lugar y la casa dónde vivías cuando eras chico?
15) ¿Qué remedios te daban cuando eras chico? ¿Eran ricos?
16) ¿Qué enfermedades tuviste? ¿Cómo las pasaste?
17) ¿Qué pensás de mí? ¿Qué cosa especial querés decirme?

Desde ya les agradezco mucho por el tiempo dedicado a responder estas preguntas. Les mando un beso grande y un abrazo.”

Las dos abuelas y los dos abuelos contestaron en tiempo las preguntas, cada uno con su estilo, con su letra y explayándose en aquellas que requerían alguna anécdota de su niñez.
Al leer las respuestas que, por ejemplo, mis padres por separado dieron a su nieto, pude conocer varias cosas que desconocía de ellos y que, gracias a estos reportajes, hoy conservo en mis archivos.

Las preguntas deben reflejar las inquietudes de los niños y no buscar la profundidad que a veces buscamos como adultos.
Una vez que tengan los reportajes, pueden dedicar otra noche de hogar a leerlos y archivarlos en su diario familiar o subirlos a la app de FamilySearch: Recuerdos.

Les aseguro que la experiencia es enriquecedora para todos, aún para los entrevistados. Los niños van a preguntarles a quien les toca entrevistar durante las próximas semanas, así que tengan en mente los nombres que van a presentar.

“Cada uno de nosotros es alguien importante para nuestros seres queridos, y cuando nuestra posteridad lea las experiencias de nuestras vidas, ellos también llegarán a conocernos y amarnos. Cuando llegue el día glorioso en que nuestras familias estén juntas en las eternidades, ya nos conoceremos”

Spencer W. Kimball, Ensign diciembre 1980, págs. 60-61
Nota: Artículo publicado originalmente el 27 de setiembre de 2008 y actualizado el 03 de octubre de 2023

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