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Día
del Padre
Adiós por un tiempo...
Por Ronaldo J. Walker
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Adiós
por un tiempo, querido compañero, que al empezar mi misión
en esta tierra me recibiste, junto con mi madre, con el fin de prepararme
para alcanzar todo el éxito anhelado en la partida. Ya olvidado
por el velo todo lo vivido y aprendido, cumpliste con dedicación
y esfuerzo la tarea de enseñarme y recordarme las reglas
y principios, normas y doctrinas, que de seguirlos, tal como mostraste
con tu ejemplo, podría llegar al final de esta vida con la
tranquilidad de haber cumplido, no sólo con la primera, sino
también con la segunda milla.
Varios años de experiencia había de por medio entre
nosotros y a pesar de ser mayor en esta vida y, más aún,
por los lazos de sangre que nos unen, fue especial el aprender juntos,
con aciertos y a veces con errores, de las etapas de la vida como
hijo y como padre, viendo los cambios que el tiempo permitía
y haciéndome más fácil tomar la decisión
de aceptar el desafío, con tus pasos de modelo, de enfrentar
la responsabilidad de ser entrenador formando mi familia.
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Adiós
por un tiempo, querido padre, que tal como hiciste en esta vida, ganarás
experiencia en tu nueva misión para enseñarme, al finalizar
mi tiempo en esta esfera, como enfrentar la eternidad de nuestra vida
y ser un fuerte eslabón en la familia, que por los convenios
realizados en la tierra, para siempre feliz estará unida.
Ya sabes que te amo y que te extraño; me emociona muchas veces
tu partida y, enseñando con mi esposa a nuestros hijos, es
más fácil la tarea al saber, recordando tu modelo, como
enseñarles los principios mostrándoles la práctica
en la historia de su abuelo. ¡Te agradezco! |
Adiós por un tiempo, querido amigo, que me has acompañado
en estos años desde mi llegada a la vida, que me has dado junto
con tu esposa --mi madre, compañera y buena amiga-- la riqueza
eterna de la que hoy disfruto cada día.
Por
el ejemplo y la disciplina, por las enseñanzas y los consejos,
por el evangelio y el conocimiento del Padre y de Jesucristo, por
el aliento en los desafíos y el consuelo en la adversidad,
por la seguridad que el fiel sacerdote transmite al hogar, por la
dignidad que permite realizar ordenanzas que aseguran los lazos amados
por la eternidad, por el modelo de liderazgo y de lealtad incondicional,
por mis hermanos y la unidad familiar; por éstas y por muchas
cosas más que me diste durante tu misión terrenal, te
estoy muy agradecido, compañero, hermano y padre; también
te extrañaré como verdadero y fiel amigo. |
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Juan
A. Walker
1917 - 1996 |
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Adiós
por un tiempo, querido padre y amigo; feliz de despedirte en el final
de tu exitosa misión; aunque haya lágrimas no te entristezcas...,
duele un poco el tiempo hasta el reencuentro, pero el conocimiento
es bálsamo y también el corazón latiente que
da fuerza para seguir tu modelo y el que nos dio el Salvador, asegurando
las promesas que nos permitirán recordar en muchas charlas
eternas tantas hermosas cosas vividas en esta misión terrenal. |
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Escrito en 4 de diciembre
de 1996, cumpliéndose un mes de la muerte de Juan A. Walker,
“el Inglés” |
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Estilo SUD, 20 de
junio de 2009 |
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