Almacenamiento
El control de lo que tenemos guardado
Por Karina Michalek de Salvioli

Hace poco nos juntamos con unos amigos a pasar la tarde. Como era domingo y no queríamos quebrar el día de reposo, tomamos unas latas de conservas que guardábamos para alguna ocasión especial: eran unas preparaciones de pescados del sur argentino, ideales para comer con pan tostado o galletitas de agua. Llegamos muy emocionados a la casa de nuestros amigos para compartir ese tesoro, pero rápidamente nuestra emoción se tornó en vergüenza al percatarnos que hacía más de seis meses que la fecha de caducidad había pasado. Obviamente, sólo comimos las galletitas y nuestra amiga sacó unas pizzas que tenía en el freezer.
Tomamos conciencia que teníamos que hacer una revisada al almacenamiento familiar. No podía dejar de pensar en la oportunidad desperdiciada, pero peor hubiera sido una “intoxicación compartida”.
Una vez que empezamos a adquirir el hábito de almacenar alimentos, el entusiasmo nos lleva a llenar nuestras alacenas de tal manera que para no desordenarlas, podemos caer en la mala costumbre de sacar lo que tenemos a mano, para no mover las latas tan bien acomodadas.
Nos quedamos extasiadas frente a nuestro aparador como admirando una obra de arte, felices de haber logrado la meta de llenar
todos los espacios posibles, creyendo que siempre recordaremos qué hay en cada rincón del mueble. Y como siempre estamos apuradas para preparar la cena, tomamos lo primero que vemos, sin hacer el pequeño esfuerzo de seleccionar aquellos cuyas fechas de vencimiento estén más cercanas.
Si bien sabemos que los granos bien guardados duran siglos (lo sabemos por los egipcios que guardaron trigo en las pirámides) no sucede lo mismo con los alimentos elaborados. El tiempo, la humedad, la luz y los insectos son los factores que actúan negativamente en lo almacenado.
Entonces cuidamos de guardar todo en lugares secos, ponemos hojas de laurel para evitar a los insectos pero no llevamos una adecuada organización con el tiempo de caducidad.
La frase más escuchada al almacenar es la de “rotar los alimentos” y todos los que cocinan en la casa deben observar esa premisa.
Las personas más organizadas llevarán una lista, una planilla de Excel con productos y fechas o pegarán una hoja en el interior de la puerta de la alacena recordando vencimientos o con fechas de elaboración.
Pero la mayoría perdemos la organización al segundo mes porque no encontramos el lápiz, porque nuestro hijo borró ese documento con nombre extraño de la computadora pues le pusimos “almfam”, o porque perdimos la lista entre las recetas, el índice telefónico y los cupones de ofertas.

Algunas buenas costumbres que podríamos desarrollar con respecto al tema pueden ser las siguientes:

  • Al momento de realizar las compras sería bueno que tomemos la costumbre de guardar en el fondo del mueble lo recién comprado y llevar hacia delante el que tenga la fecha de vencimiento más próxima.
  • Colocar las fechas de vencimiento de tal manera que sean fáciles de ver.
  • Ser ordenados en la manera de llenar la alacena nos permitirá hacer un conteo rápido de lo que debemos reponer y calcular cuánto durará lo almacenado. Un criterio podría ser ordenar por tipo de comida: legumbres – dulces – conservas caseras - deshidratados. Otro por envases: latas – cajas – embotellados – frascos.
  • Cuando envasamos alimentos frescos es importante que además de seguir las instrucciones correspondientes etiquetemos cada frasco con la fecha de envasado y el producto. Así ningún distraído abrirá el frasco de repollitos de bruselas en escabeche creyendo que es mermelada de frutillas.
  • Comer durante el mes alimentos del almacenamiento. Algo que parece obvio a primera vista no lo es tanto en la práctica. Si tenemos trigo, nuestra familia debe comerlo con regularidad en diferentes preparaciones. Si envasamos frutas al natural, utilicémoslas en la estación del año en que no las encontramos. Con las carnes envasadas tengamos la precaución de comerlas con regularidad pues estas conservas duran alrededor de 10 meses.
Una amiga que tiene una gran familia, prepara pollo en escabeche con regularidad. Ella lo utiliza como una manera de abreviar el tiempo en la cocina pues son muchos los horarios de comida por las actividades que realizan sus hijos y su esposo. Así descubrí otra ventaja en el almacenamiento, menos tiempo para cocinar cuando estamos cansadas!!
 

Mantener el orden en los productos almacenados nos ayudará a consumir equilibradamente diferentes alimentos, a no malgastar lo invertido por tener que tirarlo a la basura, a ahorrar tiempo en la cocina y a disfrutar las bendiciones que vienen de participar del Plan de Bienestar en familia.

“Si ustedes no pueden proveer su propio sustento natural ¿cómo habrán de pretender la sabiduría para lograr la vida eterna? Si no han obtenido la habilidad para satisfacer sus necesidades naturales… ¿qué pretenden en cuanto a las cosas celestiales?
(Pte.Brigham Young, Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia, pág. 29
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Estilo SUD, 29 de agosto de 2009
 
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