Armar el arbolito
Por Karina Michalek de Salvioli

Según el lugar en donde vivamos y las costumbres de la familia de donde venimos, la decoración de la casa en navidad comienza en diferentes momentos. Pero a todos nos suele suceder que ‘el momento’ nos causa una mezcla de sentimientos encontrados al pensar en la emoción de adornar la casa y la desesperación de lo arduo del trabajo, sin importar que tengamos niños pequeños, adolescentes o estemos solos .
Cada tradición es factible de cambios y mejoras para hacer de ese tiempo compartido en familia algo bien agradable, que les permita a nuestros hijos recordarlo con una sonrisa y a nosotros nos permita verle un lado divertido y emotivo.

Algunos arman el arbolito el primer día de diciembre, así se calman ánimos infantiles y empezamos la cuenta regresiva hasta el 24
de diciembre. Otros eligen la tradicional fecha cristiana del 8 de diciembre, el Día de la Virgen, siguiendo la tradición popular.
Algunos esperan al 24 para tener la casa decorada esa noche.
Al llegar el día elegido empezamos a desenvolver y abrir cajas comprobando la enorme cantidad de adornos que hemos ido acumulando a lo largo de nuestra vida familiar.
El armado del árbol en sí, hablando de los artificiales como se utiliza en Latinoamérica en general, desafía cualquier alergia. Aunque hayamos guardado el mismo en una caja cerrada con kilómetros de cinta de embalar, la tierra penetró cual sigiloso enemigo. Enemigo de las alergias, porque al árbol de plástico no lo afecta para nada.
Un buen consejo es armar el arbolito al aire libre y dejarlo un buen rato al sol fuerte para que, como dicen las abuelas, el sol los ‘purifique’. Aunque después estornudemos un poco, no será lo mismo que estar todo diciembre tomando antialérgicos.
Las cajas de los adornos nos revelan que muchos no resistieron el paso del tiempo. Claro, ya llevan en la familia como 14 años!!!
Algunos tienen evidentes marcas de su deterioro: mordidas de mascotas, ausencia de alas y/o brazos en algunos ángeles, bolas de navidad que en algún momento fueron perfectas esferas y que ahora parecen planetas llenos de cráteres. Estrellas con ausencias de puntas, papás Noel sin barba. Renos con un cuerno menos. Y metros de luces que no funcionan, que ya no funcionaban en año pasado pero que guardamos porque creemos que servirán de repuesto… 
Ni hablar de la sorpresa que nos llevamos cuando intentamos rearmar esas guirnaldas tan lindas que aprendimos a hacer en la Sociedad de Socorro con piñas y semillas doradas con aerosol. Es que la humedad hizo estragos, las semillas se abrieron, las piñas fueron desarmándose y… unos pequeños insectos convirtieron la guirnalda en su hogar!!
La emoción de armar el pesebre puede verse opacada cuando descubrimos que el bebé perdió los ojos!! Es que tuvimos la ‘buena idea’ de limpiarlo con limpiavidrios para sacarle el polvo y el líquido abrasivo borró toda huella del rostro del Niñito.
Sin perder el buen humor tomemos la decisión de tirar lo que no sirve, de seleccionar lo que valga la pena por un año más y de aprovechar que todavía tenemos aerosol dorado para hacer nuevos adornos con nuestros hijos pequeños.
Todo sería más fácil si al momento de guardar los adornos tomamos alguna precaución especial. En ese momento nadie quiere ayudar, así que será más rápida la labor.
Si utilizamos cajas, tengamos la precaución de elegir las más resistentes o de cartón más duro. Así podremos colocar aquellos adornos más frágiles. Para las estrellas, lo mejor puede ser envolverlas en papel de regalo y rodearlas de otros papeles de regalos abollados para que la presión no las rompa (una razón para guardar papeles de regalo que ensucian menos que los de diario)
Etiquetar las cajas para saber qué cosas están guardadas y así poder asignar a nuestros hijos el armado del árbol, el año siguiente.
Antes de desarmar el árbol, darle una buena sacudida (literalmente hablando) para desempolvarlo después de un mes junto a la ventana del living, y dejarlo otro buen rato al sol. Así será un poco menos agresivo con los alérgicos la próxima navidad.
Desechemos los adornos que no cumplen su función de adornar, sino que nos recuerdan travesuras o accidentes ¿in? voluntarios de la familia. Tiremos aquellas cosas que ya sabemos no se pueden guardar, como los adornos que afectará la humedad ambiental o los que se hicieron con papeles de colores para este año en particular.
No dudemos en deshacernos de las luces que no funcionan, las guirnaldas desarmadas, los moños como derretidos o los ángeles sin cabeza.
Aprovechemos diciembre para crear la atmósfera ideal de alegría en el hogar. Escuchemos música navideña mientras armamos el arbolito. Démosle el lugar a nuestros hijos para que colaboren sin amargarnos porque las ramas más bajas estén llenas de adornos y las de arriba tengan sólo unas estrellitas perdidas. Utilicemos un calendario casero para ir marcando los días que quedan hasta Noche Buena. La propuesta de Amigos es una buena herramienta para trabajar en casa con los más chicos, una actividad diaria entre todos para mantenerlos ocupados y poder controlar las emociones que producen los posibles regalos de Navidad, el tema central de las conversaciones infantiles con cartas a Papá Noel incluidas.
Tratemos de transmitir el espíritu de amor y bondad hacia con los demás invitándolos a hacer tarjetas especiales para vecinos o conocidos como parte de una tradición especial de ellos. Como por ejemplo las tarjetas que hace mi hija para sus maestras del jardín de infantes.
La encargada del Jardín de mi hija le preguntó si este año le iba a regalar otra tarjeta especial, porque ella guardó la de los años anteriores y las pega en la puerta para que todos las vean.

Cada uno podrá elegir qué hacer este año para tener una Navidad diferente. El secreto está en elegir aquello que nos haga sentir felices. Que demuestre nuestro amor hacia los demás. Que sea nuestro agradecimiento por tantas bendiciones recibidas este año.
El armar el arbolito es un símbolo que refleja nuestro deseo de compartir. Expresa nuestro amor hacia nosotros mismos y hacia nuestra familia, al querer darle un toque especial a nuestro hogar.
La sencillez de nuestro árbol no debería hacernos sentir mal; la fastuosidad de los adornos no debería ser lo más importante. Después de todo, María y José estaban rodeados de animales y la luz de las estrellas fue su único adorno durante la noche más especial de la historia de la humanidad.  
 
Comentarios
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Estilo SUD, 05 de diciembre de 2009
 
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