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Anécdotas
excepcionales
por el élder Sterling W. Sill |
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Como
parte del programa de cada una de las reuniones de directores que
se efectuaron en 1966, en conexión con las conferencias trimestrales
(hoy semestrales) de estaca, se presentaron durante unos dos o tres
minutos breves relatos de anécdotas excepcionales. Una anécdota
excepcional es parte de una experiencia insólita vivida por
una persona, pero que se aplica a la vida de muchas otras.
Una parte interesantísima de la personalidad humana, es que
cada individuo ha sido dotado por la creación con el instinto
de coleccionista; y así como las ardillas coleccionan bellotas,
algunas personas coleccionan estampillas, mariposas y monedas, y hay
otros que coleccionan acciones, bonos y pólizas de seguro,
cuentas bancarias y bienes raíces.
También coleccionamos actitudes, habilidades, hábitos
y rasgos de personalidad.
Desde 1966 yo he coleccionado setenta y dos breves anécdotas
excepcionales. Estos son segmentos de las experiencias de alguien,
los cuales he cincelado, pintado y pulido, y aun memorizado y grabado,
a fin de que estén disponibles eternamente para mi propio uso
personal. Quisiera presentaros como un regalo, cuatro anécdotas
excepcionales. Esta es la primera: |
Después
del asesinato de Julio César, el mundo se dividió en
dos grandes campos de batalla. Uno estaba dirigido por los conspiradores
de Bruto y el otro por Octavio César y Marco Antonio, un amigo
de Julio César.
Durante la larga y ardua guerra que siguió, Marco Antonio se
distinguió como el soldado más grandioso en el mundo.
Podríamos preguntarnos, “¿cómo hizo para
lograrlo?” Si pudiéramos los secretos de su éxito,
podríamos reproducirlos en nuestra propia vida. A continuación
daré algunas de las claves que se han mencionado en relación
con los logros de Marco Antonio: “Armado con su convincente
habilidad para dirigir la palabra, el poder de su lógica, el
valor de su habilidad para dirigir y la autodisciplina que lo caracterizaba,
arrasó con todo lo que se ponía delante. Tomó
sobre sí las tareas más difíciles con la más
asombrosa disposición; durante semanas vivió con una
dieta de insectos y cortezas de árboles. Y así se ganó
la indiscutible lealtad de sus hombres, el elogio del pueblo, el apoyo
de Octavio y la confianza en sí mismo”. Teniendo en su
contra tal destreza y dedicación, los generales enemigos abandonaron
uno a uno la batalla. Y cuando ganó la guerra, Marco Antonio
ocupó el lugar que antes había tenido el grandioso Julio
César, amo y señor del mundo. Pero cuando hubo pasado
la necesidad de luchar, se convirtió en un ser ocioso, y la
ociosidad es la causante de algunos de los fracasos más trágicos
de la vida.
Marco Antonio se dirigió a Egipto donde cayó en los
brazos amorosos de la hechizante reina Cleopatra; allí llegó
a ser víctima de los lujos agradables, de la perfumada elegancia
y la inmoralidad de la corte egipcia. Su grandiosa mente se nubló
con las llamas del vino y se convirtió en lo que Plutarco llama
“un General sólo de nombre”. Cuando abandonó
sus mejores cualidades, perdió la lealtad de sus hombres, la
ovación del pueblo, el apoyo de Octavio y su propio respeto.
Finalmente se envió una guardia de soldados para que tomara
prisionero a Marco Antonio y lo llevara a Roma encadenado. Ya no era
necesario enviar un ejército para vencerlo, sino un puñado
de los soldados más mezquinos.
Sin embargó, Marco Antonio evitó que lo arrestaran y
se enterró una daga en el corazón y, mientras yacía
agonizante le dijo a Cleopatra que no había existido poder
en el mundo suficientemente fuerte como para vencerlo, con excepción
de su propio poder:
“Sólo
Antonio puede conquistar a Antonio”. |
Y así, mientras contemplaba la llegada de los soldados romanos
y pensaba en la desgracia que había traído sobre su
pueblo, y la vergüenza y humillación que había
causado a su familia, pronunció su último discurso que
William Haines Lytle ha traducido y en el que Antonio le dice a Cleopatra:
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“Sólo
Antonio puede conquistar a Antonio” |
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“No
permitas que los subordinados
De César escarnezcan al león caído.
No fue soldado el que provocó su caída,
Sino él mismo quien el golpe se asestó.
Fue aquel que hoy reposa en tu regazo
Quien se alejó de la gloriosa luz,
El que embriagado en tus caricias,
Insano todo un mundo despreció.”
(“Antony and Cleopatra”
The Best Loved Poems
of the American People, Com. Hazel Felleman, 1936, pág. 203)
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Este
hombre había tenido en sus manos el control de todo el mundo
y no había ninguno sobre la tierra con el poder suficiente
para quitárselo; solo él mismo. Pero nosotros tenemos
a nuestro alcance un mundo que es mucho más significativo que
aquel al que pertenecía Marco Antonio. No hay ningún
poder en el universo que pueda interponerse entre nosotros y el reino
celestial, sólo nuestro propio poder. Sólo Antonio puede
conquistar a Antonio.
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La
segunda historia es de “The Pilgrim´s Progress”
(El progreso del peregrino), de John Bunyan:
El nos hace el relato de un hombre que se pasó su vida entera
rastrillando el tamo y el estiércol de la tierra. Sin embargo,
había constantemente un ángel suspendido sobre su cabeza,
con una corona celestial en la mano y le ofrecía cambiarle
la corona por el rastrillo. Pero siendo que este hombre se había
preparado sólo para dirigir la vista hacia abajo, pasó
por alto la oportunidad que el ángel le brindaba y continuó
rastrillando el tamo y la basura de la tierra.
También hay un ángel que está suspendido sobre
nuestra cabeza, con una corona celestial en la mano y nos promete
cambiarla por nuestro rastrillo si sólo dirigimos la vista
hacia Dios con toda fe, rectitud y compresión. A la bestia
se le dieron cuatro patas y por tal motivo su visión está
limitada a la tierra; pero el hombre fue creado a la imagen de su
Creador, de tal forma que pueda mirar hacia Dios. |
La
tercera anécdota tiene su origen en la mitología griega
y es la historia de Pigmalión y Galatea: |
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Pigmalión
era un escultor de Chipre y como todos los grandes artistas, amaba
su trabajo. Entonces llegó el día en el cual creó
su gran obra maestra; en inmortal marfil esculpió la estatua
de una bellísima mujer y mostró la forma humana y los
rasgos de su personalidad en toda su excelencia. Trabajó incansablemente,
semana tras semana y mes tras mes, hasta que finalmente terminó
la estatua. Fueron tan maravillosos la devoción y el amor que
Pigmalión prodigó a su obra, que los dioses decretaron
que la estatua tuviera poder para respirar, moverse y vivir. Y cuando
la obra maestra descendió de su pedestal, Pigmalión
la llamó Galatea y se casó con ella. Pero esto es mucho
más que un simple mito.
La historia de Pigmalión es la historia de cada ser humano;
porque Dios decretó que todo aquel que ame su obra, logrará
que su obra tenga vida. |
La cuarta anécdota
se refiere al rey Ricardo Corazón de León, que gobernó
Inglaterra durante la segunda parte del siglo XII.
Ricardo organizó una cruzada a la Tierra Santa para quitarles
a los turcos el Santo Sepulcro. La expedición no tuvo éxito
y Ricardo fue capturado y confinado a una prisión extranjera.
Durante su ausencia, los traidores se posesionaron del gobierno, y
cuando el rey logró escapar y regresar a Inglaterra, por razones
de su personal fue necesario que se vistiera con ropa común
y sin armadura. |
Cuando
regresó en secreto reunió a algunos de sus más
fieles seguidores con la idea de que Inglaterra volviera a manos de
sus legítimos gobernantes. Una de las primeras cosas que hizo
después de formar este pequeño grupo, fue atacar el
castillo de Torquilstone, que era la fortaleza del enemigo en la cual
Ivanhoe, el fiel amigo y seguidor del rey, había sido herido
y puesto en prisión. Cuando Ivanhoe escuchó los ruidos
del asalto que se iniciaba afuera del castillo y siendo que estaba
imposibilitado de levantarse del lecho por las heridas y la pérdida
de sangre, pidió a su enfermera, Rebeca, que se parara cerca
de la ventana y le explicara lo que estaba sucediendo. La primera
cosa que deseaba saber era quien dirigía a los atacantes; con
ese fin le pidió a Rebeca que le describiera la insignia o
cualquier otra marca en la armadura del líder, pues así
podría saber quién eran y qué esperanzas tenía
de ser rescatado. Rebeca le informó que el líder peleaba
con una armadura común y sin marcas y que no tenía insignias
ni identificación alguna. Ivanhoe dijo: “Entonces dime
cómo pelea y yo sabré quién es.” (Esto
quiere decir que cada uno tiene un conjunto de rasgos tan característicos
como sus huellas digitales y que la mejor clave para nuestra identificación
es lo que hacemos.) |
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Cuando
uno comienza a poner su corazón en lo
que está haciendo, es entonces cuando se pueden producir
los milagros. |
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Así
fue que Rebeca trató de describir a este grandioso caballero
que vestía una armadura negra mientras contendía y movía
su potente espada con poderosos golpes, asaltando el castillo casi
sin ayuda. Y éstas son algunas de las cosas que ella le describió:
“Cae sobre él las piedras y vigas de las paredes del
castillo, pero él las trata como si fueran plumas o pajas.
Pelea como si tuviera la fuerza de veinte hombres en un solo brazo.
Es peligroso pero aun así, magnífico, presenciar cómo
el brazo y el corazón de un solo hombre pueden triunfar sobre
cientos”. Supongo que el brazo de Ricardo no sería más
fuerte que el de cualquiera de sus guerreros, pero no era de allí
de donde provenía su fortaleza. Rebeca había dicho:
“El brazo y el corazón de un solo hombre.” Ricardo
estaba peleando con su corazón, estaba luchando por su Patria;
y cuando uno comienza a poner su corazón en lo que está
haciendo, es entonces cuando se pueden producir los milagros.
Ivanhoe desconocía quien era ese hombre; aunque sabía
que Ricardo peleaba de esa manera, y que nadie podía luchar
como el rey, creía que éste todavía estaba prisionero
en un calabozo.
Fue en esa ocasión cuando rindió tributo a un líder
desconocido, pues era capaz de reconocer los rasgos que caracterizan
a la grandeza. |
Sus palabras fueron: “Juro por el honor de mi casa que soportaría
diez años de cautiverio para luchar un solo día al lado
de ese grandioso hombre, en una contienda como esta”. No podría
haber para él una tortura mayor que el cautiverio, pero aun
así declaró: “Con gusto languidecería diez
años en un calabozo, por el privilegio de luchar bajo el estandarte
de un hombre grandioso y por una causa justa”. |
Nuestra
causa es justa, es la más grandiosa que se haya conocido en
el mundo; la única pregunta que podríamos hacernos es:
“¿Cómo lucharemos?” Y nuestro Líder
nos ha dicho:
“Por tanto, oh vosotros que os embarcáis en el servicio
de Dios, mirad que le sirváis con todo vuestro corazón,
alma, ,mente y fuerza, para que aparezcáis sin culpa ante Dios
en el último día.” (DyC 4:2) |
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Mensaje publicado en la Liahona de febrero de 1976 |
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Estilo SUD, 29 de
agosto de 2009 |
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