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La
orientación familiar: un servicio divino
por el Pte. Thomas S. Monson
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Esta
ha sido una sesión de la conferencia caracterizada por la espiritualidad
y sé que ustedes y yo hemos sido edificados. Se ha declarado:
"Donde está el Presidente hay fortaleza; y el saber que
él está con nosotros y que está presidiendo infunde
fortaleza en toda la Iglesia"1.
El presidente Hinckley ha tenido un programa exhaustivo el año
pasado y ha dado su testimonio a miles de miembros y a otras personas
en todas partes del mundo. Para muchos, la experiencia fue única,
algo que nunca antes disfrutaron los miembros devotos de lugares lejanos
con nombres difíciles de pronunciar; él agradece nuestras
oraciones a su favor.
Además de tantas otras responsabilidades, el Presidente de
la Iglesia recibe mucha correspondencia todos los días; recuerdo
una de esas cartas y la comparto con ustedes.
He cambiado el nombre del jovencito que escribe estas líneas,
que dicen así: |
"Estimado
Presidente:
Hola. Me llamo David Smith y vivo en un lugar donde los estorninos
son muy malos; hacen nidos en el bote de mi abuelo y en todo el
establo de papá y en todas partes. El abuelo y papá
piensan que debo matarlos, pero mamá opina que no.
Sé que la ley dice que está bien matarlos, pero no
le pido su opinión de cazador, sino de líder de la
Iglesia.
Atentamente, David Smith.
"P.D.:
Un estornino es un ave negra que come los huevos de otras aves y
hace otras cosas malas". |
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Toda carta que
llega se contesta. La respuesta, a ésta en particular, la envió
el Secretario de la Primera Presidencia, F. Michael Watson: |
"Estimado
David:
Se me ha solicitado acusar recibo de tu carta del 30 de abril dirigida
al Presidente de la Iglesia referida a los problemas que has tenido
con los estorninos. La Iglesia no tiene una norma oficial en cuanto
al asunto; la Primera Presidencia opina que tus padres deben decidir
y brindarte la guía apropiada.
Espero que esta información te sea de ayuda.
Atentamente,
F. Michael Watson". |
No
le es posible al presidente Hinckley contestar personalmente cada
carta, ni tampoco puede estar en todas partes; tampoco podemos aquellos
que le ayudamos llegar a cada miembro de toda nación; sin embargo,
por sabiduría del Señor se nos han dado pautas por las
cuales los que poseemos el sacerdocio de Dios podemos servir, enseñar
y testificar a las familias de la Iglesia. Sí, hablo de la
orientación familiar. Repasemos el consejo del Señor
y de Sus Profetas con respecto a esta empresa vital.
El obispo de cada barrio de La Iglesia de Jesucristo de los Santos
de los Últimos Días asigna a poseedores del sacerdocio
como maestros orientadores con objeto de visitar cada mes las casas
de los miembros. Van en pareja; con frecuencia un joven del Sacerdocio
Aarónico acompaña a un adulto del Sacerdocio de Melquisedec. |
El
programa de la orientación familiar es una consecuencia de
la revelación moderna y comisiona a los ordenados al sacerdocio
a "...enseñar, exponer, exhortar, bautizar y velar por
la Iglesia... y visitar la casa de todos los miembros, y exhortarlos
a orar vocalmente, así como en secreto, y a cumplir con todos
los deberes familiares... velar siempre por los miembros de la iglesia,
y estar con ellos y fortalecerlos; y cuidar de que no haya iniquidad
en la iglesia, ni aspereza entre uno y otro, ni mentiras, ni difamaciones,
ni calumnias"2.
El presidente David
O. McKay amonestó: "La orientación familiar
es una de nuestras oportunidades más urgentes y compensadoras
para criar, inspirar, aconsejar y guiar a los hijos de nuestro Padre...
Es un servicio divino, un llamamiento divino. Como maestros orientadores,
es nuestro deber llevar el espíritu divino a cada hogar y corazón.
El amor por la obra y el mejor esfuerzo por llevarla a cabo le brindarán
un gran gozo, paz y satisfacción al maestro noble y dedicado
de los hijos de Dios"3. |
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En
el Libro de Mormón leemos que Alma consagraba "a todos
los sacerdotes y a todos los maestros de ellos; y nadie era consagrado
a menos que fuera hombre justo. Por tanto, velaban por su pueblo,
y lo sustentaban con cosas pertenecientes a la rectitud"4. |
Al
cumplir con nuestras responsabilidades en la orientación familiar,
seremos sabios si aprendemos a comprender los desafíos de los
miembros de cada familia; además, una visita de orientación
familiar tendrá más probabilidad de éxito si
se realiza una cita de antemano. |
El
fallecido John R. Burt, con quien serví muchos años
en cargos de barrio y de estaca, me narró una experiencia en
la que, siendo un jovencito, acompañó a un sumo sacerdote,
que era fiel y no tenía pelos en la lengua, a hacer la orientación
familiar sin previo aviso a una familia menos activa. Llegaron en
un mal momento; se estaba jugando al póquer en una sala llena
de humo y cuando los maestros orientadores contemplaron la habitación,
el compañero mayor sumo sacerdote se dirigió al joven
hermano Burt y exclamó: "iEsta congregación
tiene que arrepentirse! Dirige el himno por favor".
En cambio, el compañero menor dijo: "Creo que mejor
nos vamos y regresamos otro día". |
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Hace
algunos años, cuando el Comité Ejecutivo Misional estaba
constituido por Spencer W Kimball, Gordon B. Hinckley y Thomas S.
Monson, el hermano y la hermana Hinckley auspiciaron una cena para
los miembros del comité y sus esposas.
Apenas habíamos terminado una cena deliciosa en la hermosa
casa —la que el hermano Hinckley construyó y en la que
hizo la mayor parte del trabajo de construcción— cuando
súbitamente se escuchó un golpe a la puerta. El presidente
Hinckley la abrió y vio a su maestro orientador, quien expresó:
"No está mi compañero pero pensé que debía
venir a verlos esta noche; no sabía que tenían invitados".
El presidente Hinckley invitó amablemente al maestro orientador
a pasar y sentarse y a instruir a los tres Apóstoles y a sus
esposas con respecto a nuestros deberes como miembros.
Con un poco de temor, el maestro orientador hizo lo mejor que pudo;
el presidente Hinckley le agradeció el haber venido, después
de lo cual el maestro orientador, con mucha rapidez, se retiró.
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Abraham
Lincoln ofreció este sabio consejo, el cual se aplica a los
maestros orientadores: "Si deseas que un hombre esté
a tu favor, primero convéncelo de que eres su amigo sincero".
El presidente Ezra Taft Benson exhortó: "Más
que todo, sean un verdadero amigo de las personas y de las familias
que visitan"5.
Tal como el Salvador nos declaró: "...os llamaré
amigos, porque sois mis amigos"6.
Un amigo hace más que una visita por compromiso cada mes; un
amigo se preocupa más acerca de la gente que de recibir méritos
por
haber cumplido con su obligación; un amigo demuestra interés;
un amigo ama; un amigo escucha y un amigo hace lo posible por ayudar. |
Algunos de los aquí presentes recordarán el relato que
el presidente Romney solía contar sobre un supuesto maestro
orientador que una vez fue a su casa en una noche fría. Con
el sombrero todavía en la mano y meciéndose un tanto
nervioso cuando lo invitaron a tomar asiento y dar el mensaje, respondió:
"Verá usted, hermano Romney, afuera hace frío
y dejé el motor en marcha para que no se detenga; sólo
vine para poder decirle al obispo que hice mis visitas".
El hermano Romney, luego de relatar esta experiencia en una reunión
de poseedores del sacerdocio, dijo: "¡Podemos hacerlo
mejor que eso, hermanos, mucho mejor que eso!". |
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La orientación
familiar contesta muchas oraciones y nos permite ver situaciones con
milagros vivientes. Permítanme ilustrarlo utilizando ocasiones
en las que he estado íntimamente relacionado en los años
pasados, así como en el presente.
El propietario del café Dick, en Saint George, Utah, es un
ejemplo. Dick Hammer vino a Utah durante los años de la Gran
Depresión con el Cuerpo Civil de Conservación.
Durante ese período, conoció a una joven Santo de los
Últimos Días y se casó con ella, y abrió
un café que se convirtió en un popular lugar de reuniones.
El maestro orientador de la familia Hammer era Willard Milne; yo conocía
a Dick Hammer y había impreso sus menús, tan es así
que cuando iba a Saint George le preguntaba a mi amigo, el hermano
Milne: "¿Cómo está progresando nuestro
amigo Dick?". A lo que generalmente contestaba: "Despacio".
Los años pasaron y apenas hace uno o dos años, Willard
me dijo: "Hermano Monson, Dick Hammer se convirtió
y se va a bautizar. Tiene 90 años y hemos sido amigos durante
toda nuestra vida adulta. Su decisión me hace sentir tan bien;
he sido su maestro orientador por muchos años, creo que quince
años". |
El
hermano Hammer en verdad se bautizó y un año después
entró en el hermoso Templo de Saint George para recibir las
bendiciones de la investidura y del sellamiento.
Le pregunté a Willard: "¿Alguna vez se desalentó
por haberle enseñado por tanto tiempo?".
El dijo: "No. El esfuerzo valió la pena. Me siento
feliz". |
Hace
algunos años, antes de partir para presidir la Misión
Canadá, con sede en Toronto, Ontario, me había hecho
amigo de un señor llamado Shelley, quien vivía en el
barrio pero que no había abrazado el Evangelio, a pesar de
que su esposa e hijos sí lo habían hecho. Mientras servía
como presidente de misión, si se me hubiera pedido que nombrara
a alguien que tal vez nunca llegaría a ser miembro de la Iglesia,
creo que habría pensado en Shelley. Después de que se
me llamó al Quórum de los Doce, recibí un llamado
de Shelley; él dijo: Obispo, ¿podría sellar a
mi esposa, a mis hijos y a mí en el Templo de Salt Lake?".
Vacilante, contesté: "Pero, Shelley, primero tiene que
bautizarse para ser miembro de la Iglesia".
Se rió y dijo: "Ya me hice cargo de eso cuando usted estaba
en Canadá. Mi maestro orientador era el guarda peatonal escolar
y todos los días, al encontrarnos en el cruce peatonal, hablábamos
del Evangelio".
Tuve el privilegio de ver este milagro con mis propios ojos y sentir
el gozo con el alma y el corazón. Se realizaron los sellamientos
y una familia se unió. Shelley murió poco después
de eso, pero no sin antes agradecer públicamente a sus maestros
orientadores su fiel servicio. |
El
élder Mark E. Petersen, al hablar de la activación de
los miembros, decía con frecuencia: "El problema es que
la gente no está convertida a la Iglesia". Nosotros, el
sacerdocio de la Iglesia, no podemos permitirnos el abandonar a las
familias en sus capullos, aisladas del cuerpo de la Iglesia.
Hace muchos años, Joseph Lyon, de Salt Lake City, me expresó
lo que aprendió en una conferencia que dio un ministro de otra
religión al dirigirse a una asociación de evaluación
crediticia de Salt Lake City. El ministro audazmente proclamó:
"El mormonismo es la filosofía más importante del
mundo de hoy. |
La
prueba más grande para la Iglesia será el advenimiento
de la televisión y de la radio, las que tienden a mantener
a la gente alejada de la Iglesia", y procedió a relatar
lo que yo he llamado el relato de la "brasa caliente": describió
una calurosa chimenea, en donde los pedazos de leña se habían
avivado, que tenía rescoldos todavía brillantes, de
los que emanaba el calor; luego observó que con una manija
de bronce podía remover uno de los rescoldos calientes.
El rescoldo lentamente se apagaría y se volvería negro;
no brillaría más ni daría más calor; después
añadió que si se ponía otra vez el rescoldo negro
y frío donde estaban los pedazos encendidos de carbón,
el obscuro rescoldo volvería a encenderse, a brillar y a dar
calor, y finalizó de esta manera: "La gente es como los
carbones de una fogata. Si se ausentan de la calidez y del espíritu
de la participación activa en la Iglesia, no contribuirán
al todo, sino que en su aislamiento, cambiarán. |
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Así
como con los rescoldos que se apartan del calor de la fogata, cuando
ellos se aparten de la intensidad del espíritu que genera el
ser miembros activos, perderán esa calidez y ese espíritu".
El reverendo concluyó sus comentarios expresando: "La
gente es más importante que los rescoldos de una fogata".
A medida que los años vienen y van y los desafíos de
la vida se hacen más difíciles, las visitas de los maestros
orientadores a los que se han ausentado de la actividad en la Iglesia
pueden ser la llave que, con el tiempo, abrirá las puertas
de su regreso.
Con esto en mente... ¿podemos acaso, hermanos, llegar hasta
aquellos de los que somos responsables y traer' los a la mesa del
Señor para deleitarse en Su palabra, así como para gozar
de la compañía de Su Espíritu, y así no
ser "extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos,
y miembros de la familia de Dios"?7. |
El presidente Ezra Taft Benson dijo que la orientación familiar
es el "servicio caritativo del sacerdocio"8.
No hace mucho recibí una carta conmovedora de la hermana Mori
Farmer, la que habla de dos maestros orientadores y del servicio amoroso
que proporcionaron a la familia Farmer durante una época en
que la familia estaba experimentando circunstancias económicas
desfavorables. Cuando se otorgó el servicio, la familia Farmer
había viajado a otra ciudad para ir a una reunión familiar.
Primero comparto con ustedes la carta que escribieron los maestros
orientadores a la familia Farmer, la que la familia encontró
pegada con cinta en la puerta del garaje cuando volvieron a casa,
y comienza así: |
"Esperamos
que hayan tenido una gran reunión de familia. Mientras ustedes
estaban ausentes, nosotros, junto con más o menos cincuenta
de nuestros amigos, tuvimos una 'gran fiesta en su casa'. Queremos
agradecerles, desde lo profundo de nuestro corazón, los años
de servicio desinteresado que ustedes dos nos han dado.
Ustedes han sido como Cristo, ejemplos de servicio incansable hacia
los demás; nunca podremos pagarles por ello y pensamos que
sería bueno decirles gracias. Firmado: Sus maestros orientadores". |
Cito
ahora de la carta que me envió la hermana Mori Farmer: |
"Después
de haber leído la carta de nuestros maestros orientadores,
entramos en la casa con grandes expectativas. Lo que encontramos nos
sorprendió de tal manera que no pudimos decir palabra; me quedé
levantada toda la noche llorando debido a la generosidad de la gente
de nuestro barrio.
Nuestros maestros orientadores habían decidido que iban a reparar
nuestras alfombras mientras estuviéramos ausentes; habían
dejado los muebles en el patio de enfrente de casa mientras las alfombras
se estiraban y se terminaban de colocar; un hombre del barrio se detuvo
y preguntó qué ocurría; luego regresó
con pintura que valía cientos de dólares y dijo: 'Podríamos
aprovechar para pintar la casa mientras todo está afuera';
otras personas vieron los autos en el frente y se detuvieron a ver
qué pasaba y, para cuando la semana finalizó, cincuenta
personas habían estado ocupadas reparando, pintando, limpiando
y cosiendo.
Nuestros amigos y los miembros del barrio habían reparado nuestras
alfombras mal puestas, pintado toda la casa, reparado los hoyos de
las paredes, habían aceitado y barnizado los armarios de la
cocina, puesto cortinas en las tres ventanas de la cocina y de la
sala familiar, habían lavado la ropa, limpiado todas las habitaciones
de la casa y las alfombras, arreglado los pestillos rotos y muchas
otras cosas más. |
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Tratando
de hacer una lista de las cosas maravillosas que hicieron por nosotros,
llenamos tres páginas; todo ello se llevó a cabo entre
el miércoles y el domingo, día en que llegamos.
Casi toda persona con la que hablamos nos dijo, con lágrimas
en los ojos, qué experiencia espiritual había sido el
participar en eso; nos hemos sentido en verdad humildes por la experiencia.
Al contemplar nuestra casa, recordamos la gentileza y el gran sacrificio
que hicieron al dar de su tiempo, de sus talentos y de su dinero a
nuestra familia. Los maestros orientadores han sido verdaderos ángeles
en nuestra vida; nunca los olvidaremos, ni nos olvidaremos de lo que
hicieron por nosotros". |
Otros
ejemplos podrían citarse también. Sin embargo, me referiré
a un ejemplo para describir qué tipo de maestros orientadores
debemos ser. |
"Hay
un Maestro, cuya vida sobrepasa a todas las demás. El enseñó
sobre la vida y la muerte, sobre el deber y el destino; vivió
para servir y no para ser servido; no para recibir, sino para dar;
no para salvar Su vida, sino para sacrificarla por los demás.
Describió un amor más hermoso que la lujuria, una
pobreza más rica que el tesoro. Se dijo de este Maestro que
El enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.
En el mundo de hoy, cuando muchos hombres tienen avaricia de oro
y de gloria y los dominan las filosofías de los hombres,
recuerden que ese Maestro nunca escribió nada; sólo
una vez, escribió sobre la arena y el viento destruyó
para siempre Su escrito. Sus leyes no se inscribieron sobre la roca,
sino en el corazón de los hombres"9.
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Hablo
del Maestro de maestros, Jesucristo, el Hijo de Dios, el Salvador
y Redentor de la humanidad. El relato bíblico dice de El: "...anduvo
haciendo bienes"10. Con
El como nuestro Guía y Ejemplo infalible, estaremos capacitados
para recibir Su ayuda divina en nuestra orientación familiar.
Se bendecirán las vidas; se consolarán los corazones;
las almas se salvarán.
En el nombre de Jesucristo. Amén. |
NOTAS
1. Harold B. Lee, "Meeting the Needs of a Growing Church",
Improvement Era,, junio de 1968, pág. 26.
2. Doctrina y Convenios 20:42, 47, 53-54.
3. David O. McKay, prólogo del libro de instrucción
de la orientación familiar: A Divine Service, 1963; citado
por Ezra Taft Benson en "Para los maestros orientadores de la
Iglesia", Liahona, julio de 1987, págs. 48-49.
4.Mosíah23:17,18.
5. Ezra Taft Benson, "Para los maestros orientadores de la Iglesia",
Liahona, julio de 1987, pág. 50.
6. Doctrina y Convenios 93:45.
7.Efesios2:19.
8. Ezra Taft Benson, The Teachings of Ezra Taft Benson, 1988, pág.
225.
9. Véase Thomas S. Monson, "Only aTeacher", Improvement
Era, junio de 1970,pág. 91.
10. Hechos 10:38. |
Mensaje
dado en la Conferencia General de octubre de 1997 |
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Estilo SUD, 14 de
agosto de 2010 |
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