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Reunión
de Presidencia
Por Karina Michalek de Salvioli
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Luego
de los nervios que supone un nuevo llamamiento, el poner en orden
el trabajo debería ser una de las primeras prioridades. De
ello dependerá que el cumplimiento de los propósitos
por el cual fuimos llamados pueda cumplirse.
Así nos encontramos frente al manual de instrucciones tratando
de descifrar la información que no se nos presenta muy claramente.
Sin importar en qué organización trabajemos hay algunas
cosas que todos podemos hacer.
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Obtener
la visión |
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¿Por
qué me llamó el Señor? ¿Qué
es lo
que Él espera que haga? |
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Entender
cuál es el propósito de la organización en la
que estamos sirviendo.
¿Por qué me llamó el Señor? ¿Qué
es lo que Él espera que haga? ¿Cómo puedo influir
positivamente en cada uno de los que están bajo mi responsabilidad?
Nadie es indispensable, pero hay cosas que con
mis talentos, personalidad o forma de ser, yo puedo hacer y que otros
no pudieron. |
Aprender
las responsabilidades (para ejecutar la visión) |
Nunca
podremos cumplir correctamente si no conocemos nuestras responsabilidades
como líderes. Conocerlas, nos da derecho a recibir inspiración
y a “permanecer” (DyC 107:99-100). Obrar con diligencia
también es importante, pero no podemos ser diligentes sin preocuparnos
por aprender lo que tenemos que hacer. |
Como presidencia debemos estar unidos en nuestro conocimiento de las
responsabilidades, por lo cual es conveniente estudiarlas individualmente
y como consejo que conformamos.
Cada organización tiene un propósito que forma parte
del propósito general del Evangelio, el Perfeccionar a los
Santos que según la organización estará desarrollado
en el cumplimiento de diversas actividades o programas.
Como presidenta de la Primaria, por ejemplo, debo comprender junto
con mis consejeras cada programa, actividad y objetivo de los mismos.
Enumerarlos y discutirlos para ayudarnos al realizarlos. |
Trazar
un plan
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Teniendo
siempre presente el propósito de la organización y conociendo
nuestras responsabilidades, llega el momento de planear la acción.
En la misma reunión de presidencia podemos ver cómo
comenzaremos a trabajar. ¿Qué queremos hacer o lograr?
A veces el entusiasmo puede llevarnos a poner metas demasiado exigentes.
Entonces es bueno ver “el campo de trabajo” y evaluar
qué han hecho o saben los niños del programa Fe en Dios,
por ejemplo. De ahí y sin apresurarnos, elegiremos qué
actividad será la más apropiada de realizar para debutar
en el nuevo desafío. |
Esto nos llevará a prepararnos adecuadamente y lograr una motivación
más eficiente en los niños. Si a las apuradas decidimos
que en dos días haremos galletitas caseras para llevarle a
un niño enfermo, nos encontraremos el día en cuestión
con que el horno de la capilla no funciona muy bien, la casa del niño
queda demasiado lejos para ir caminando o que probablemente el niño
ya esté sano. La actividad habrá sido una experiencia
frustrante para todos. |
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Cada
programa tiene objetivos en particular que debemos alcanzar |
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Establecer
claramente la meta |
Cada programa
tiene objetivos en particular que debemos alcanzar, pero todos incluyen
‘Invitar al Espíritu’ a testificar los principios
que se están practicando, aprendiendo o descubriendo.
Al participar en una actividad en donde aprendan a realizar comidas
sencillas como parte de la preparación misional, un jovencito
descubrirá un aspecto desconocido de la vida misional; en dónde
un asunto “temporal” significará tener buena salud
y fuerza física para trabajar en los asuntos de su Padre Celestial.
Un paso previo a fijar una meta es saber exactamente dónde
estamos. Es el punto de partida. Es la base para poder evaluar. |
Para
que una meta esté bien fijada debe ser específica (¿qué?),
los medios que se utilizarán (¿Cómo?), determinar
responsabilidades (¿Quiénes?), establecer claramente
el tiempo en que debe ser cumplida (¿Cuándo?), y evaluable.
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Repartir
responsabilidades |
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Una manera
organizada de trabajar es incluir a todos en el desarrollo
de una actividad en particular. |
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Una
manera sabia y organizada de trabajar es incluir a todos en el desarrollo
de una actividad en particular. Sabemos qué queremos hacer,
ahora tenemos que definir quiénes nos ayudarán a hacerlo.
Siguiendo con el ejemplo de la Primaria, preparar lo necesario para
el Programa de la Reunión Sacramental incluirá la participación
de las maestras, la directora de música, la secretaria, y la
presidencia.
Para no olvidarse ni superponer trabajo debemos escribir en la minuta
de la reunión qué hará cada uno. |
Estar
dispuestos a una evaluación |
En
cada reunión es conveniente repasar las asignaciones de semanas
anteriores en relación a las metas fijadas. Esta es la parte
clave para analizar en qué parte del camino estamos en este
preciso momento, y hacer los ajustes necesarios.
Todos queremos la mejor calificación en una evaluación,
pero en los asuntos del Señor muchas veces no podremos saber
la influencia de nuestras acciones en los llamamientos. No obstante
la evaluación es sumamente importante para aprender a hacer
las cosas de mejor manera; para aprender a adaptarnos a las necesidades
de quienes estamos ayudando a aplicar el evangelio; para saber si
nuestro esfuerzo está bien enfocado. Muchas presidentas de
Mujeres Jóvenes caen en la desesperación de realizar
la tarjeta de cumpleaños más espectacular, cuando lo
más importante sería que las palabras allí escritas
motiven a la joven a cumplir sus metas o las alienten por el esfuerzo
realizado. |
Cada reunión
no debe ser un debate de dure una eternidad. La objetividad nos permitirá
ajustarnos al tiempo ideal de una hora y media o a lo sumo dos horas.
Las frecuencias de las reuniones serán las que necesitemos
para no olvidar lo que dijimos la anterior. De ahí que la sugerencia
de reunirse semanalmente o cada dos semanas sea tan importante.
Una reunión de presidencia tiene una
minuta sencilla y no debería sobrepasar las dos horas: |
Oración:
para pedir la guía en nuestra labor
Estudio de manuales (5 a 10 minutos) Manuales de
instrucción, cartas, pautas recibidas, reuniones de instrucción
Reportes de asignaciones: Fundamental para saber
que se hizo desde la última reunión
Presentar temas: los que se elijan para tratar no
deben llevar demasiado tiempo. Empezar por un programa o dos o tres
temas más importantes. Por ejemplo en la Primaria podría
ser: Repaso de los nombres de los niños que asisten y los que
deberían asistir, para saber sus cumpleaños, conocer
a sus familias y proponer ayuda en la reunión de Consejo de
Barrio. Programación del Tiempo para Compartir de los próximos
dos meses. Días de actividades: presentación propuestas
para realizar el mes siguiente.
En la Sociedad de Socorro se podría tratar el seguimiento de
las Jóvenes Adultas, revisando quienes son sus maestras visitantes
y con cuanta frecuencia hacen un contacto con las jóvenes,
por ejemplo.
Si es el caso la Escuela Dominical, preparar lo necesario para que
los maestros trabajen bien, incluirá coordinar el uso del televisor,
láminas, manuales, ayudas didacticas, listas de alunmos, seguimiento
de cursos especiales.
Asignaciones: Las ideas son muy buenas, pero si no
hay asignaciones todo queda en el aire. Para no olvidar ni superponer
trabajo debemos escribir en la minuta qué hara cada uno.
Evaluación de metas: Concreta, real, sin divagar y
con la idea de ajustar acciones y no de criticar.
Oración final: Para estar dispuestos a seguir
los susurros del Espíritu y someternos a su voluntad |
En la conferencia
general de octubre de 2006 el presidente Gordon B. Hinckley dijo:-
‘Pongan su mejor esfuerzo’. Nos invitó a poner
el hombro, a dar nuestra mejor clase de trabajo y ello significa ‘no
correr más de lo que nuestras fuerzas den’ o ‘no
pensar que tenemos demasiado tiempo por delante para hacerlo’.
Empezar a ordenar nuestro trabajo en la Iglesia nos predispondrá
de mejor manera a sentir y seguir la guía del Espíritu. |
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Estilo SUD, 16 de
mayo de 2009 |
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