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Solamente
un élder
Por el élder Bruce R. McConkie (1915-1985) |
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Hermanos,
¿qué pensáis del oficio de élder? A veces,
cuando alguien pregunta: “¿Qué oficio tiene usted
en el sacerdocio?”, se puede oír la respuesta: “Soy
solamente un élder.”
¡Solamente un élder! Solamente un título del que
se enorgullece cada uno de los miembros del Consejo de los Doce, y
que honra al Presidente de la Iglesia, quien es designado por revelación
como el Primer Elder (véase DyC 20:2,5); sólo el oficio
al cual son ordenados millones de hombres en las ordenanzas vicarias
de los sagrados templos. |
¡Solamente
un élder! Tan sólo el oficio que permite al hombre
entrar en el nuevo y sempiterno convenio del matrimonio y tener a
su esposa e hijos unidos a él eternamente; el oficio que lo
prepara para ser el patriarca de su posteridad y mantener eterno dominio
en la Casa de Israel; que se requiere para recibir la plenitud de
las bendiciones en la Casa del Señor; sólo el oficio
que abre las puertas a la exaltación eterna en el más
alto grado del mundo celestial, donde el hombre llega a ser como Dios
es. |
¡Solamente
un élder! Sólo una persona que ha sido ordenada
para predicar el evangelio, edificar el reino y perfeccionar a los
Santos; un ministro cuya sola palabra es escritura; un poseedor del
oficio que tiene el privilegio de recibir los misterios del reino
de los cielos, de tener los cielos abiertos, de estar en comunión
con la asamblea general y la Iglesia del Primogénito, y de
disfrutar de la comunión y la presencia de Dios el Padre y
Jesucristo, el mediador del nuevo convenio. (Véase DyC 107:19) |
¡Solamente
un élder! Cada élder de la Iglesia posee el mismo
Sacerdocio que su Presidente. Ningún apóstol puede elevarse
ni se elevará más en la eternidad, de lo que pueda hacer
un fiel élder que viva la plenitud del evangelio. |
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¿Qué
es un élder? Un élder es un ministro del Señor
Jesucristo. Es un poseedor del sagrado Sacerdocio de Melquisedec.
Está comisionado para actuar en nombre del Maestro --que es
el principal del los élderes-- en el ministerio entre sus semejantes.
Es el agente del Señor, y tiene llamamiento de predicar el
evangelio y perfeccionar a los santos. |
¿Qué
es un élder? Es un pastor, un pastor especial que se encuentra
cuidando la majada del Buen Pastor. Así está escrito:
“Y vosotras, ovejas mías, ovejas de mi prado, hombres
sois, y yo vuestro Dios, dice Jehová el Señor.”
(Ezequiel 34:31) También escribió Pedro, quien fue el
primer élder de su época: “Ruego a los ancianos
que están entre vosotros, yo anciano también con ellos...
(tengamos en cuenta que élder es la traducción de “anciano”
al inglés). Apacentad la grey de Dios que está entre
vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no
por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo
señorío sobre los rebaños del Señor, sino
siendo ejemplos de la grey. Y cuando aparezca el Príncipe de
los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de
gloria” (1 Pedro 5:1-4). Sabed esto: Los élderes que
sean ministros residentes en el reino de Dios, son designados para
apacentar la grey de Dios, para encargarse de su vigilancia, para
su ejemplo. |
¿Qué
es un élder? “Y ahora venid, dice el Señor
por el Espíritu a los élderes de su iglesia, y razonemos
juntos para que entendáis... Por tanto, yo, el Señor,
os hago esta pregunta: ¿A qué se os ordenó? Para
predicar mi evangelio por el Espíritu, sí, el Consolador
que fue enviado para enseñar la verdad” (DyC 50:10, 13-14).
Un élder es un representante de Dios, enviado a enseñar
el evangelio para la salvación del hombre.
¿Quién puede medir el infinito valor de una de las almas
por las cuales Cristo dio su vida? Y aun así, ¿no es
acaso el valor del alma de un élder aún mayor siendo
que él es su ministro, y está encargado de llevar al
Padre muchas almas que le son preciosas?
¿Apacientan todos los élderes la majada de Dios, se
encargan de su vigilancia y se yerguen como buenos ejemplos para los
demás de la grey? Escuchad la profética respuesta:
“Hijo del hombre, profetiza contra los pastores de; profetiza,
y di a los pastores: Así ha dicho Jehová el Señor:
¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí
mismos! ¿No deben los pastores apacentar a los rebaños?
No fortalecisteis a los débiles ni curasteis la enferma; no
vendasteis a la perniquebrada, ni hicisteis volver a la descarriada
ni buscasteis a la perdida, sino que os habéis enseñoreado
de ellas con violencia y con severidad.
Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí,
yo estoy contra los pastores, y exigiré mis ovejas de su mano
y haré que dejen de apacentar a las ovejas, y ya no se apacentarán
más los pastores a sí mismos...” (Ezequiel 34:2,4,10). |
La
Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días es
el reino de Dios sobre la tierra. No se trata de una democracia, ni
una república, ni una oligarquía; no es una dictadura
ni ninguna otra clase de gobierno, sino un reino. Funciona desde la
parte superior hacia abajo. El Señor habla y sus siervos obedecen.
Los élderes actúan y se enseña al pueblo.
Nuestra gran necesidad y la responsabilidad que tenemos es: perfeccionar
a los élderes para que ellos puedan apacentar las ovejas, no
sea que se éstas perezcan por su necesidad de la palabra de
Dios. El principal problema de la actualidad en la Iglesia, es lograr
que los élderes sean la fuerza activa que tome sobre sí
la responsabilidad de “apacentar el rebaño de Dios”. |
¿Cuáles
son los medios de que disponemos para salvar a los élderes
de la Iglesia? En realidad no existe una fórmula secreta. No
podemos mover una várita mágica y recobrar así
a las personas inactivas sin hacer el esfuerzo y luchar para lograrlo.
Pero contamos con todo el programa de la Iglesia, y en él cada
individuo que desee recibir las bendiciones del evangelio puede encontrar
lo que le sea de mayor beneficio. Al
enfrentarnos con este problema (así como con cualquier otro),
debemos hacerlo con el claro entendimiento de que la única
solución completamente aprobada, es la que opera dentro de
la estructura de la correlación del sacerdocio. |
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¿Qué
es la correlación del sacerdocio?
Consiste en el sistema administrativa de la Iglesia en el que tomamos
todos sus programas, los envolvemos en un solo paquete, los hacemos
funcionar como unidad e involucramos a todos los miembros de la Iglesia
en esa operación. Dicho sistema requiere que operemos dentro
de la estructura existente de la Iglesia. Lejano quedó el día
en que, cuando descubríamos la existencia de un problema, formábamos
un comité o alguna otra organización para resolverlo.
En lugar de ellos, ahora utilizamos la organización revelada
del sacerdocio, o sea los maestros orientadores, en la forma establecida
en la Sección 20 correlacionando todas las operaciones del
sacerdocio y las organizaciones auxiliares, a través del Comité
Ejecutivo del Sacerdocio y el Consejo de Correlación del barrio.
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El
presidente Harold B. Lee definió la correlación del
sacerdocio como “poner al sacerdocio donde el Señor lo
puso, ayudándole a la familia a funcionar del modo en que debe
funcionar.” (Veáse:
“Correlación y Genealogía del Sacerdocio”,
en Discursos Devocionales de Genealogía, 1968, pág.
55) |
Hay
tres principios básicos en la correlación del sacerdocio
que nos guían en la operación de todos los programas
de la Iglesia, y parten de esta declaración básica:
La familia es la organización más importante,
tanto en esta vida como en la eternidad. La Iglesia con todas
sus organizaciones como agencias de servicio, se encuentran en situación
de ayudar a la familia. Los maestros orientadores representan
al Señor, al obispo y al director del sacerdocio, poniendo
a disposición del padre, la familia y el individuo la ayuda
de la Iglesia y de todas sus organizaciones. Los tres principios básicos
de la correlación del sacerdocio son entonces: |
1.-
Todo está centrado en la familia y el individuo. Ellos
lo hacen todo en la Iglesia. Son responsables de la obra misional,
de llevar a cabo su obra genealógica, de proveerse todo lo
necesario para su propio bienestar. No llamamos misioneros ni nombramos
comités para invalidar la responsabilidad de la familia y el
individuo; no es el director del grupo de los sumo sacerdotes el responsable
por la historia familiar del barrio; no son los misioneros regulares
o de barrio los responsables de la obra misional, tanto del barrio
como de estaca. En ambos casos son la familia y el individuo los que
deben responsabilizarse, ayudados por los especialistas de la Iglesia.
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2. - La
Iglesia y todas sus organizaciones, se encuentran en situación
de ayudar tanto a la familia como al individuo. Misioneros, comités
y distintos tipos de especialistas, son llamados para ayudar a las
familias. Son los padres y no las organizaciones de la Iglesia, los
responsables de criar y educar a sus propios hijos en la luz y la
verdad de los principios del evangelio. Pero estas organizaciones
han sido preparadas para ayudar a los padres a llevar a cabo la obra
que el Señor les ha encomendado. Para ser precisos, nosotros
no ayudamos a los misioneros sino que éstos nos ayudan a nosotros.
Nuestra responsabilidad primordial es llevar la voz de advertencia
a nuestro prójimo, y los misioneros, tanto los regulares como
los de estaca, son los especialistas llamados para ayudar en el proceso
de la enseñanza. |
3. - Los
maestros orientadores representan al Señor, al obispo
y al director del sacerdocio, poniendo a disposición de la
familia y del individuo la ayuda de la Iglesia y de todas sus organizaciones.
Sin lugar a dudas, el mayor de los defectos del sistema de la orientación
familiar de la Iglesia, es que casi no se utiliza.
En
lugar de permitirles a los maestros orientadores que lleven a cabo
sus responsabilidades, a menudo interponemos un “comité
lateral”, para después preguntarnos el porqué
de la falta de interés de aquellos en su fundamental labor. |
Si tenemos la necesidad de recobrar élderes no deberíamos
interponer ninguna organización especial, sino utilizar a los
maestros orientadores y las organizaciones existentes en la Iglesia. |
La
Iglesia tiene necesidad de cada élder. Ninguno de ellos
puede ni debe ser desperdiciado. La Iglesia debe perfeccionarse y
enseñarse el evangelio a toda criatura. No existe ninguna forma
de hacerlo sin contar con más misioneros. Necesitamos ayuda,
y debemos comenzar con los inactivos y los futuros élderes. |
¿Quién
es el responsable de activar a un élder descarriado? Pongamos
en orden nuestras prioridades. La principal y mayor de las responsabilidades
descansa en el mismo élder. Él fue quien llevó
a cabo con su bautismo el convenio de servir al Señor; él
prometió magnificar su llamamiento cuando recibió el
Sacerdocio de Melquisedee. Es su salvación lo que está
en juego. El es, en primer lugar, quien tiene la obligación
de volver al Señor y buscar sus bendiciones. |
La
segunda responsabilidad descansa en su propia familia. La salvación
es un asunto netamente familiar. Las mayores bendiciones que
se reciben por asistir a las reuniones de la Iglesia, las disfruta
la familia además del mismo individuo. La meta principal de
todos esos esfuerzos es la preservación familiar eterna. Después
de la responsabilidad individual y familiar, viene la Iglesia. La
Iglesia hace posible la salvación. Es la organización
del Señor, mediante la cual se invita a todos los hombres a
hacer lo que deben para ganar el derecho de existir en la Eterna Presencia
de Dios. En casi todos los casos, el regreso del inactivo comienza
con el acercamiento por parte de alguien que tiene una posición
eclesiástica, un élder por ejemplo, que cumpla con las
funciones de maestro orientador para con él. No es nuestro
propósito especificar los detalles de la participación
de la Iglesia en el proceso de la reactivación. Muchos son
los conceptos que pueden ser empleados, y el trabajo debe basarse
siempre en el espíritu de inspiración, y llevarse a
cabo dentro de la estructura de la correlación del sacerdocio,
utilizando las organizaciones existentes con sus programas. |
En
el caso de las estacas, su presidente es responsable por la reactivación
de los élderes. El es el élder presidente de la estaca
y desempeña la posición de director del Comité
del Sacerdocio de Melquisedec en la misma. Uno de sus consejeros es
el vice director, y sobre él puede delegar la mayor responsabilidad
de llevar adelante el trabajo. El presidente de estaca cuenta con
la ayuda del Comité del Sacerdocio de Melquisedec, además
de todos los recursos de la estaca; puede también utilizar
a uno de los miembros del Sumo Consejo como ayudante para trabajar
con dos o tres quórumes de élderes. |
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Pero,
en forma especial y de tremenda importancia, el presidente de estaca
utiliza a los obispos y los presidentes de los quórumes de
élderes en el proceso de reactivación de estos últimos.
Los miembros del Sumo Consejo de la Estaca son hombres emocionalmente
estables, con sentido común y espiritualmente maduros; se trata
de algunos de los líderes más capaces y competentes
de la estaca. Ellos son los ojos, los oídos y la voz del presidente
de estaca. Supongamos que cada miembro del Sumo Consejo de la estaca
que integre el Comité del Sacerdocio de Melquisedec, tiene
como principal asignación, el privilegio de brindar la guía
y ayuda necesarias a dos o tres quórumes de élderes.
Esta persona debe tener cuidado de no apoderarse de la dirección
o funcionamiento del quórum, sino que, basándose y extrayendo
el material necesario de su gran experiencia en la Iglesia, debe brindar
sabios y bien fundados consejos. |
Nada
puede ser más importante para el presidente de estaca que:
1) involucrarse en el entrenamiento de los quórumes de élderes,
2) reunirse en forma regular con los presidentes de los quórumes,
para instruirlos y darles asignaciones; 3) llevar a cabo regularmente,
él o uno de sus consejeros, entrevistas personales del sacerdocio
con los presidentes de los quórumes de élderes.
Los quórumes de élderes están organizados en
cada barrio. Todos los élderes del barrio, no obstante su número,
son miembros del quórum. Todos los futuros élderes se
reúnen con el quórum y reciben el mismo entrenamiento
y guía que los élderes, lo cual los prepara para recibir
el Sacerdocio de Melquisedec. Los presidentes de los quórumes
de élderes son responsables de vigilar, fortalecer y alentar
a todos los élderes y futuros élderes. |
El
obispo tiene una importancia vital en el papel que desempeña
en la reactivación de los élderes. El preside el barrio
y es el juez común en Israel. Recibe los diezmos y las ofrendas
de los miembros; determina la dignidad de éstos al extender
recomendaciones para el templo, hacer recomendaciones para que los
hermanos sean avanzados en el sacerdocio; y los llama a ocupar posiciones
de responsabilidad en el barrio; como sumo sacerdote presidente, preside
también el Comité Ejecutivo del Sacerdocio del barrio
y el Consejo de Correlación del mismo, aconsejando a sus miembros,
entre éstos, al presidente del quórum de élderes.
El obispo recibe asimismo, las evaluaciones del sacerdocio de parte
del presidente del quórum de élderes. |
Pero
al tratar en forma detallada la diaria operación del programa
de reactivación, debemos dirigirnos al presidente del quórum
de élderes. El es quien preside sobre los miembros de
su quórum. El debe “sentarse en concilio con ellos y
enseñarles de acuerdos con los convenios,” (DyC. 107:89).
Tiene también la responsabilidad del bienestar temporal y espiritual
de los élderes, y el importante llamamiento de guiarlos hacia
la vida eterna en el reino del Padre. Y esa responsabilidad se extiende
a todos los futuros élderes del barrio. Aparte del obispo,
no hay otro en el barrio con una responsabilidad comparable a la suya.
Algunos presidentes de quórum consideran tan pesada la carga
de reactivar a los élderes, que hasta creen inútil el
esfuerzo. Uno de los motivos de este punto de vista es la creencia
por parte del presidente del quórum de que para salvar a sus
hermanos debe desarrollar alguna clase de programa especial o inventar
algún sistema nuevo.
Los procesos de reactivación en realidad existen y se encuentran
a disposición de cualquiera que los quiera utilizar. Son fáciles
y tienen la gran virtud de dividir la carga de la responsabilidad
entre muchos hombros, convirtiéndola así en liviana
y tolerable.
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El
proceso de reactivación consiste en: |
- Utilizar
a los maestros orientadores,
- Utilizar
a la Iglesia con todos sus programas, y
- Dirigir
al quórum mismo de la manera apropiada.
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El
mejor trabajo de reactivación es siempre el que se lleva a
cabo “de persona a persona”, en la base de “familia
a familia”. El contacto personal es lo que tiene más
valor; es el hermanamiento. Todo esto lo hacen los maestros orientadores.
¡Utilizadlos en esta tarea de la reactivación!. |
La
orientación familiar no tiene sustituto. No necesitamos designar
comités especiales de hermanamiento para que lleven a cabo
la tarea de reactivar a los élderes y a los futuros élderes:
no necesitamos emitir un llamamiento ni una asignación especial
para la obra de integración. En lugar de esto, utilizamos a
los orientadores familiares para que cumplan con su deber, que se
ha recibido por revelación. Este programa, uno de los mejores
con que contamos en la Iglesia, consiste en visitar los hogares de
los miembros, vigilar y fortalecer a los santos, asegurarse de que
no haya iniquidad entre ellos, tanto en forma colectiva como individual,
y de que cada cual cumpla con sus responsabilidades. |
Imaginemos
un caso extremo, que se presenta sumamente oscuro y sea desalentador
para quienes traten de hacer algo por ayudar. Pero aun así,
debe hacerse algo. Por algún lado hay que comenzar y la carga
puede aligerarse mediante la orientación familiar. Si cada
maestro orientador cumpliera con su responsabilidad de acuerdo a las
bases establecidas, ¿cuántos meses pasarían antes
de que hubiera por lo menos el doble de élderes activos que
podrían a su vez, ser utilizados de la misma manera? Tal vez
no sea fácil, pero no es imposible y puede hacerse. |
Los maestros orientadores tienen un prestigio bien ganado. Sus llamamientos
son oficiales. Son enviados por su presidente de quórum, por
el obispo y por el Señor. Deberían visitar frecuentemente
los hogares asignados. Allí deben estar para llevar a cabo
lo especificado en la sección 20 de Doctrinas y Convenios.
Deben hermanar e integrar a las familias inactivas, para lo cual podrían
utilizar actividades recreativas. El enfoque de la noche de hogar
es también un buen recurso; la familia inactiva puede invitarse
a una noche de hogar, donde puedan mezclarse el hermanamiento familiar
y las enseñanzas del evangelio. |
Cada
miembro del quórum, ya sea activo o inactivo, debería
ser invitado a participar en un comité especial o proyecto
de quórum, tan pronto como sea posible darle a cada uno de
ellos ese tipo de participación activa. El servicio es
esencial para la salvación.
La Primera Presidencia aprueba los proyectos para alentar a las familias
a asistir al templo. Se pueden llevar a cabo también seminarios
especiales para misioneros y otras asignaciones. Además, las
fiestas pueden ser de ayuda para lograr los fines de hermanamiento
o integración de las familias y personas inactivas. Cada miembro
del quórum, debería recibir una asignación eclesiástica;
deben aprender a administrar las bendiciones necesarias a los enfermos,
etc., las actividades del quórum son características
propias del hermanamiento, son ilimitadas. |
Como
todos sabéis, el programa de reactivación se resume
de la siguiente manera: 1) identificar a cada individuo; 2) llamar
a los maestros orientadores; 3) desarrollar relaciones personales;
4) hermanar a las familias, 5) tener fiestas del quórum; 6)
asignar responsabilidades personales; 7) enseñar el evangelio;
8) revisar los programas alcanzados; 9) llevar a cabo entrevistas
personales.
Una de las cosas más importantes que puede hacer el mismo quórum,
es enseñar a todos sus miembros las doctrinas de salvación.
Pablo dijo que la fe comienza escuchando, significando que la fe se
genera en el corazón humano, sólo cuando se escuchan
las verdades del evangelio enseñadas por los administradores
legales y por el poder del Espíritu Santo. |
Un quórum
de élderes debe ser una escuela de profetas, un lugar
en el cual tanto los élderes como los futuros élderes,
deben aprender cómo pueden ellos juntos con sus familias, lograr
la paz en esta vida y la vida eterna en el mundo venidero.
Hemos adoptado los libros canónicos, sin modificaciones, cambios
o tergiversaciones, como manuales de estudio del sacerdocio. Cada
élder y futuro élder debe leer, meditar y orar acerca
de todo lo que está escrito en las sagradas escrituras.
Debemos aprender directamente de la misma fuente del conocimiento.
Aún así, publicamos una guía de estudio que contiene
las ayudas de enseñanzas necesarias, así como los bosquejos
de los pasajes que se deben leer de acuerdo a los temas que se estudian.
Bajo nuestro nuevo sistema, hacemos dos cosas:
1) Leer directamente los pasajes de las escrituras, del comienzo
hasta el fin;
2) Estudiar por temas (tanto las doctrinas como las obligaciones),
con referencias tomadas de todas las sagradas escrituras.
Bajo este nuevo sistema de estudio de quórum, es por lo tanto
esencial e imperativo, que los miembros del quórum lleven consigo
a las reuniones los libros de escrituras. Así lo desea y lo
a pedido expresamente el presidente Spencer W. Kimball. |
Un
representante regional, el hermano Dean Larsen, nos contó que
el instructor de su grupo de sumos sacerdotes preguntó en cierta
oportunidad antes de comenzar la lección: “¿Cuántos
habéis preparado la lección y trajisteis los libros
canónicos para utilizar en la clase?” Viendo que ninguno
de los presentes lo había hecho, dijo”: Bueno, en este
caso, no puedo enseñaros la lección, por lo cual hoy
no estudiaremos la que nos corresponde.” El informe concluye
que desde ese día en adelante, todos los miembros de la clase
comenzaron a llevar los libros de escrituras. Una breve lección
que se enseña una vez por semana, no es más que una
gota de agua en un océano de estudio. |
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Nuestra
guía de estudio está especialmente diseñada para
abrir las puertas del estudio individual de las escrituras, del mismo
modo que para ayudarnos a llevar a cabo un estudio mejor y más
efectivo en el seno familiar.
Una
de las clases de la Escuela Dominical ha sido específicamente
diseñada para servir de asistencia al proceso de conversión
o reactivación. Se trata de la clase Principios del Evangelio.
En esta clase se presentan lecciones sobre temas básicos, llevadas
a cabo en un ciclo periódico. Después de estudiarlas,
los alumnos adultos pasan a la clase Doctrina del Evangelio.
Los maestros orientadores mantienen contacto con sus familias, y se
informan de la importancia que para ellas tienen las lecciones, considerando
los mismos temas en sus visitas de orientación familiar. Entre
las personas que deberían asistir a un período de la
clase de Principios del Evangelio, están: investigadores, nuevos
conversos, futuros élderes y élderes inactivos. |
Existe
también otro asunto --muy a menudo ignorado-- que deseamos
recomendar y alentar: se trata de la norma practicada por la Iglesia,
de que cada barrio tenga su propio coro.
Sería muy apropiado que todos los élderes y futuros
élderes que tengan talento o inclinación musical, cantaran
en esos coros. Hay ocasiones especiales en las que los coros de élderes
pueden intervenir en reuniones de barrio o estaca. El presidente de
estaca podría requerir su participación durante la conferencia
de estaca, por lo menos una vez al año. Claro que es importante
mantener a los coros de barrio como la parte principal de la música
de una conferencia de estaca, o de las reuniones generales de la Iglesia.
Los Himnos de Sión tienen un gran poder de conversión,
y el Señor ha dicho que le place escuchar el canto del corazón.
“Porque mi alma se deleita en el canto del corazón; sí,
la canción de los justos es una oración para mí,
y será contestada con una bendición sobre su cabeza.”
D. y C. 25:12). |
La
conversión es siempre resultado de buen trabajo misional. Los
hermanos que son ordenados élderes a los dieciocho años
de edad y que tienen por delante toda la obra misional, necesitan
que se les brinde una atención especial. Han estado recibiendo
ayuda y aliento de su obispo por años, y entonces el presidente
del quórum debe asegurarse de que se tomen las medidas necesarias
para mantenerlos dignos y preparados, hasta que reciban el llamamiento
misional. Para predicar el evangelio se necesitan élderes.
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El
Señor desea más misioneros. Todo joven de la Iglesia
debe cumplir una misión. El servicio misional bendice
la vida de un joven, más que ninguna otra cosa o acontecimiento
que pudiera ocurrir en esa época de su existencia.
Los quórumes
de élderes deberían convertirse en la agencia de la
Iglesia que coronara los esfuerzos de involucrar a todos los jóvenes
en la obra del Señor, predicando el evangelio y declarando
su mensaje a sus otros hijos. |
¿Cuáles
son las obligaciones misionales del presidente del quórum de
élderes? ¿Qué debe hacer el presidente del quórum
de élderes para asegurarse de que cada joven se prepare para
recibir su llamamiento misional?
Los jóvenes pueden aprender el evangelio poniendo énfasis
especial en la dignidad moral. |
Se
les puede alentar a continuar acrecentando sus ahorros destinados
a la misión, a leer el Libro de Mormón y a fortalecer
su testimonio; pueden aprender las lecciones destinadas al proselitismo
misional y tal vez hasta podrían tener la oportunidad de presentar
algunas de ellas en la casa de algunos de sus hermanos inactivos;
deberían tratar de encontrar investigadores, deberían
respirar y sentir el espíritu de la obra misional; todo lo
anterior, de acuerdo a la guía y el aliento del presidente
del quórum de élderes. |
Por primera
vez se encuentra disponible en este seminario una nueva copia revisada
de la edición del Manual del Sacerdocio de Melquisedec. Al
estudiarla, veréis que se ha revisado y vuelto a escribir para
poner más énfasis en los principios que en los aspectos
de la técnica eclesiástica. Los líderes del sacerdocio
tendrán más necesidad que antes de aprender correctamente
los principios del evangelio. Ahora más que nunca, necesitamos
la inspiración para dirigir correctamente los asuntos relacionados
con los quórumes.
¡Pero todo esto encierra una recompensa! |
“Alzad
vuestros ojos, y mirad los campos, porque ya están blancos
para la siega. Y el que siega recibe salario.” (Juan
4:35-36)
“He aquí, el campo blanco está ya para la siega;
por lo tanto, quien deseare cosechar, meta su hoz con su fuerza y
siegue mientras dure el día, a fin de que atesore para
su alma la salvación sempiterna en el reino de Dios.”
(D. y C. 6:3)
“Y ahora bien, he aquí, te digo que la cosa que te
será de mayor valor para ti será declarar el arrepentimiento
a este pueblo, a fin de que traigas almas a mí, para que con
ellas reposes en el reino de mi Padre.” (D. y C. 15:6) |
Regresemos
ahora a la médula de nuestro tema:
¡Solamente un élder! Sólo el oficio que
poseen los Apóstoles y Profetas en esta vida, sólo el
que poseerán en el momento en que se levanten en gloria inmortal
y eterna para entrar en su exaltación; sólo la puerta
abierta para la paz en esta vida y para la corona de gloria en la
vida venidera. |
¡Solamente
un élder! Sólo un élder por el transcurso de
esta vida y por toda la eternidad. ¿Qué debemos
entender por los “veinticuatro élderes”, de los
cuales habló Juan?
La respuesta revelada: “Hemos de entender que estos ancianos
que Juan habían sido fieles en la obra del ministerio, y habían
muerto.” (D. y C. 77:5).
Escuchemos ahora las palabras escritas por Juan, relacionadas con
aquellos que fueron élderes fieles mientras se encontraban
en esta vida y que son exaltados en los reinos futuros:
“...he aquí una puerta abierta en el cielo; Y de inmediato
estaba yo en el Espíritu, y he aquí, un trono que estaba
puesto en el cielo, y uno sentado en él... Y alrededor del
trono había veinticuatro tronos. Y vi sobre los tronos
a veinticuatro ancianos (élderes) sentados, vestidos de ropas
blancas; y tenían sobre sus cabezas coronas de oro.”
(Apocalipsis 4:1-2,4). |
¡Solamente
un élder! “Tenían sobre sus cabezas coronas
de oro.” Así oró Moisés: “...ojalá
que todos los del pueblo de Jehová fuesen profetas, que Jehová
pusiese su espíritu sobre ellos” (Números 11:29).
Bien haríamos nosotros en orar: “Haga Dios que todos
los élderes (o ancianos) del pueblo de Dios, sean fieles, que
ellos apacienten las ovejas del Señor, que sean vigilantes
sobre el rebaño, que sean buenos ejemplos para el rebaño;
todo ello para la honra y gloria del Dios del cual son ministros.” |
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Discurso pronunciado
en el Seminario de Representantes Regionales en octubre de 1974.
Publicado en la Liahona de junio de 1975. |
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Estilo SUD, 20 de
febrero de 2010 |
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