La Perfección - La Calidad
¿Para qué y Cómo se Aplica en Nuestras Vidas?

por Víctor A. Walker

Quienes pretendemos ser fieles y dignos seguidores de Cristo en esta vida, o en otras palabras quienes deseamos ser Sus discípulos, debemos hacernos varias preguntas a lo largo de nuestra existencia terrenal. Algunas de ellas, cuanto antes las hagamos, mejor para nosotros mismos ya que muchas veces descubrimos que es necesario modificar algunas prácticas en nuestro estilo o forma de hacer las cosas.

Déjenme poner un ejemplo muy real. ¿Soy un buen Maestro Orientador o Maestra Visitante? Sólo la persona involucrada será capaz de responder a la pregunta, luego de contestar verídicamente algunas preguntas como: a) ¿hago las visitas cada mes?; b) ¿las hago con amor y con el verdadero espíritu?; c) ¿dejo siempre un mensaje cuyo objetivo es reforzar la importancia de ‘seguir a Cristo’; d) ¿me siento feliz al hacerlas?; e) si es necesario y dadas las circunstancias, ¿les visito más de una vez en el mes?; f) ¿doy mi informe cada mes a mi líder en el Sacerdocio o Sociedad de Socorro?; g) ¿es necesario que mis líderes me persigan para cumplir mi mayordomía?

Para finalizar la introducción al tema de este artículo, quisiera hacer un muy breve análisis doctrinal que avala la preocupación por el concepto de Calidad, orientado a las cosas de Dios, es decir con una óptica teológica (que en realidad son nuestras cosas):

  • “Sed pues vosotros perfectos como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” (Mateo 5:48) – Está muy claro el deseo de nuestro Padre respecto a cómo desea Él que seamos nosotros, Sus hijos.
  • “Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo, y ven y sígueme” (Mateo 19:21) – Él nos habla aquí con tremenda claridad…y nuevamente nos queda claro la forma en que Él ve la perfección.
  • “Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:13) – está demasiado claro Su pensamiento de lo que Él espera que lleguemos a ser.
  • “Sí, venid a Cristo, y perfeccionaos en Él, y absteneos de toda impiedad, y si os abstenéis de toda impiedad, y amáis a Dios con toda vuestra alma, mente y fuerza, entonces su gracia os es suficiente, para que por su gracia seáis perfectos en Cristo; y si por la gracia de Dios sois perfectos en Cristo, de ningún modo podréis negar el poder de Dios” (Moroni 10:32) – no hay duda que es a través de nuestra cercanía al Maestro que logramos la perfección y la salvación.
  • Hay una infinidad de escrituras en nuestros libros canónicos que hablan acerca de la perfección y cuan preciada es dicha virtud por el Padre y Jesucristo.
¿Soy un buen Maestro Orientador o Maestra Visitante, buscando la calidad en mi servicio?
  • El élder Bruce McConkie escribió en su libro Mormon Doctrine: “Hay dos clases de perfección – finita o mortal, e infinita y eterna.
    La ‘perfección finita’ puede ser ganada por los santos rectos en esta vida. Consiste en vivir temerosos de Dios, una vida de devoción a la verdad, de caminar en completa sumisión a los deseos del Señor, y en poner primero en la vida de uno las cosas del reino de Dios.
    La ‘perfección infinita’ es reservada a aquellos que vencen todas las cosas y heredan la plenitud del Padre en las mansiones del más allá. Consiste en ganar la vida eterna, la clase de vida que Dios tiene en el cielo más alto dentro del mundo celestial.

Muchas escrituras exhortan a los santos a ser perfectos en esta vida, un logro que les conducirá a la perfección eterna después de esta vida, salvo que ocurra una posterior rebelión y partida hacia lo malvado, desde el camino estrecho y angosto. Aún a los santificados se les manda estar alertas no sea que caigan de la gracia (DyC 20:31-34).
Entonces y luego de todo esto (y aún hay mucho más en las Escrituras y enseñanzas de los Profetas), queda claro que cada uno de nosotros, individual y familiarmente, debe buscar y permanecer en el camino de la perfección.

Enfoquémonos ahora en la forma que percibe el mundo estas cosas. El mundo empresarial tiene en alta estima la eficiencia y el hacer las cosas bien la primera vez; es más, las empresas premian y reconocen esas cualidades en su personal. Esto lo conozco bien ya que en mi experiencia profesional, muchos años estuvieron dedicados a este asunto. En mis funciones, he investigado y aprendido mucho respecto al tema: las prácticas empresariales más buscadas y las varias culturas o programas que existen sobre el tema.
La visión que tenemos los santos de ‘la perfección’ y sus implicancias, se asocia a la preocupación de las empresas cuyo lógico y natural fin es ganar más dinero a través de mayor rentabilidad y competitividad, y ellos lo llaman Calidad, o Productividad, o Excelencia. Esto cambia con los tiempos y según los autores de moda, pero básicamente buscan y promueven lo mismo: Ser Mejores.

Es así que seguramente muchos de Ustedes alguna vez escucharon o leyeron sobre programas que buscan desarrollar estas habilidades y atributos, como prácticas cotidianas en las empresas. Esto es buscado por empresas grandes, medianas y pequeñas; nacionales e internacionales y consciente o inconscientemente. Muchas veces, se invierten cifras realmente importantes de dinero, a veces con buenos resultados y otras no tanto. Pero todos buscan obtener estos atributos. Algunos nombres que me vienen a la mente en este momento son: Búsqueda de la Excelencia – Calidad Certificada – Zero Defecto – Calidad Total – Six Sigma – Círculos de Calidad – Mayor Productividad.

Cada uno de nosotros, individual y familiarmente, debe buscar y permanecer en el camino de la perfección.
Conozco muy bien el denominado Calidad Total o TQM (Total Quality Management – Gerenciamiento por Calidad Total), por ser el abrazado por la corporación en donde yo cumplía funciones. Es muy amplio, completo y capaz de ser aplicado en toda la estructura real de una empresa u organización. Entonces quisiera compartir con Ustedes aquellos pilares básicos en los cuales se basa esta filosofía de trabajo. Mientras leen les pido por favor que imaginen la aplicación de estos principios en la imagen que Ustedes tienen de una empresa (sea esta real o no) y como podemos aplicarlos en nuestra vida personal, es decir, en el ámbito familiar, en la pareja, el trabajo y las asignaciones y llamamiento en la Iglesia.

CALIDAD TOTAL - LA VENTAJA DE LA CALIDAD

La mejora de la calidad comienza con una dedicación compartida a la calidad, por parte de cada empleado, de arriba hacia abajo, sea cual fuere su función. Esta frase da la pauta de algo que es muy importante para lograr la calidad de los procesos. Esto es que TODOS somos responsables de lograr la calidad o la excelencia.
Es fundamental darnos cuenta que realmente hay una ventaja cuando nos concentramos en operar o trabajar bajo ciertas normas de calidad; entonces se hace evidente que realmente existe “La Ventaja de la Calidad”. Esta ventaja se pone de manifiesto personalmente o en cualquier organización, cuando construimos y observamos los cinco fuertes pilares de la calidad.

Enfoque al cliente
Para producir servicios y productos de alta calidad, todos en una organización deben primero comprometerse a satisfacer las necesidades de los clientes.
Es fundamental darnos cuenta que realmente
hay una ventaja cuando nos concentramos en
operar o trabajar bajo ciertas normas de calidad; entonces se hace evidente que realmente existe
“La Ventaja de la Calidad”.

Aplicación de este pilar: Debemos entender que estos comentarios son literalmente aplicables en una organización con fines de lucro, pero también valen en cualquier otra entidad. Estoy pensando en un Presidente del Quórum de Élderes - ¿Quiénes son sus 'clientes'? = Cada miembro de su quórum y cada familia por las cuales es mayordomo ante el Obispo o el Señor. Debemos comprender que nuestra tarea ante Él no es engrandecer el quórum, sino perfeccionar a cada miembro del mismo. Sucede lo mismo con la familia; la tarea de es lograr que cada integrante mejore continuamente.

Participación Total
 Todos tenemos la tarea de mejorar la calidad (en una empresa, en una familia, en una estaca, en un barrio). Nadie puede darse el lujo de retirarse a un lado y esperar que los demás construyan la ventaja de la calidad para la organización (cualquiera sea ésta).
Medición
Cuando la gente aprende a medir la calidad (y es posible medirla), sabrán donde y cuando actuar. También serán capaces de documentar los logros que resulten del proceso de mejora de la calidad.

Aplicación de este pilar: Es sorprendente, pero no es nada difícil medir el costo de la calidad o de las ineficiencias, que nos demuestran la importancia de operar con calidad o excelencia. Esto es algo muy claro y objetivo cuando nos concentramos en el terreno de lo material; sin embargo, si lo trasladamos a lo espiritual la medición de la ‘calidad’ o la ‘no calidad’ toma ribetes que pueden ser dramáticos (por ejemplo, pensemos en la calidad de una entrevista).

Apoyo Sistemático
Probado está que los ‘slogan’ suelen cobrar importancia y ganar un lugar en la consideración de las personas o las organizaciones. Pero la mejora seria y real de la calidad comienza cuando los sistemas de apoyo – tales como la planificación estratégica, presupuestos, y gerencia del desempeño – respaldan este esfuerzo de mejora de la calidad.
Aplicación de este pilar: Salgo del ambiente empresarial donde sería muy fácil dar buenos ejemplos ya que deseo demostrar la vitalidad de estos conceptos en todo orden de nuestras vidas. Imaginemos un patriarca familiar que ha decidido enfocar sus esfuerzos en un cambio de conductas en todos los miembros de la familia y lograr mayor armonía y felicidad. Sin duda para lograr su objetivo trabajará conjuntamente con su esposa e hijos para poco a poco registrar avances que lo acerquen al objetivo. Se planea en conjunto y se hacen acuerdos comunes por consenso. Comento algunos de los objetivos que aplicarían a cualquier familia: la Noche de Hogar de cada semana, la práctica de la Oración Familiar, ser consistentes en ubicar el momento para todos de Leer las Escrituras en familia.
Lo dicho más arriba funciona muy bien y coincide con las normas que llevan al éxito. Pero ¿que ocurriría si el objetivo mencionado fuese tan sólo lo estipulado por el jefe familiar, sin consenso o conocimiento de su esposa e hijos? De la misma forma, pensemos en un Obispo en su Barrio – en este caso los objetivos podrían ser algo así como la Asistencia al Templo, recepción de Bendiciones Patriarcales por cada miembro.
Ahora imaginemos: ¿Cómo puede el Obispo lograr un objetivo semejante para mejorar el funcionamiento del Barrio? Está bien definido: 1) no lo puede hacer él sólo; 2) necesita a todos los oficiales de la unidad con la misma meta; 3) debe haber buenas reuniones ejecutivas y periódicas; 4) hacen falta claros parámetros de medición (para eso tenemos informes); 5) es necesaria una tarea de control y seguimiento, que asegurará la calidad en los resultados (en todo ámbito de aplicación, a los seres humanos no nos gustan las preguntas / controles, pero son necesarias – Imaginemos al Señor, Él lo haría con mucho amor, pero los haría).
Mejoramiento Continuo
Las mejores organizaciones en el mundo siempre están concientes de su potencial para mejorar. Para construir y mantener una ventaja de calidad, la gente debe tratar de lograr continuamente nuevos y mejores modos de hacer sus trabajos.
Aplicación de este pilar: ¿Pueden imaginar por un instante que sucedería en nuestras unidades si todos, sin excepción y cualquiera sea nuestra responsabilidad, fuésemos firmes en nuestros esfuerzos en buscar cumplir mejor con nuestra mayordomía? ¿Lo pueden percibir en una organización familiar, con padres e hijos con esa meta?
Estos cinco pilares de la calidad son universales. Se aplican igualmente a organizaciones de servicio, agencias gubernamentales, plantas de manufactura, hospitales y prácticamente a todo tipo de organización donde deben satisfacerse las necesidades del cliente. Y son igualmente significativos para ‘todos’ los integrantes de la organización, desde el operario hasta los ejecutivos principales en una empresa, pasando por todos sus mandos intermedios.
Por favor, convenzámonos, es lo mismo en nuestras vidas, en nuestras familias, en la Iglesia; simplemente debemos preguntarnos: ¿Qué estamos haciendo nosotros? ¿Estamos haciendo nuestro aporte? ¿Estoy dando mi valor agregado o simplemente estoy?

Me he entusiasmado en este escrito, es un tema que me apasiona. Adrede he buscado comenzar con apreciaciones doctrinales que realzaran la importancia que los Dioses otorgan a la “perfección”, a la cual podemos llegar mediante esfuerzos constantes en la calidad y la excelencia.
Pienso para mí mismo y les invito a pensar seriamente en estos conceptos para todos los órdenes de nuestras vidas: seamos nosotros, o nuestras familias, el trabajo, la Iglesia, nuestros amigos y hermanos.
No hay posibilidades de éxito eterno,
si no existe un firme “compromiso” en buscar
la calidad – perfección
Una última observación que se aplica a todos por igual: No hay posibilidades de éxito eterno, si no existe un firme “compromiso” en buscar la calidad – perfección por parte de quienes deben llevarlo a cabo, es decir, Nosotros.

 

Estilo SUD, 28 febrero 2009
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